Centro-América

Siete años después del golpe en Honduras, crece la violencia en el país

Brasil de Fato entrevistó activistas hondureños para comprender el actual escenario del país centroamericano

Redacción |
Según Gilberto Rios, “un ejemplo de ese cambio de política es el reciente asesinato de Berta Cáceres"
Según Gilberto Rios, “un ejemplo de ese cambio de política es el reciente asesinato de Berta Cáceres" - Reproducción

Un día antes del 28 de junio del 2009, en Honduras ocurría una gran consulta popular, la “cuarta urna”, en la cual se votaría la realización, o no, de una Asamblea Constituyente. “Yo estaba en una escuela fiscalizando una urna, junto a una de mis hermanas y mi tío. Incluso, recibimos observadores internacionales de El Salvador. Y recuerdo que estábamos muy emocionados, trabajando con una gran energía, porque por primera vez en la historia el pueblo era consultado sobre alguna cosa”, relató a Brasil de Fato, Olivia Marcela Zúniga Cáceres, hija de la líder indígena y campesina hondureña, recientemente asesinada, Berta Cáceres.

“Sabíamos que íbamos a triunfar, era tan significativo, y el pueblo quería esa Asamblea Constituyente. En esa mañana, a eso de las 5 de la mañana, un vecino vino corriendo y gritó: ‘golpe de Estado, secuestraron al presidente’. Inmediatamente salieron las ordenes de captura contra uno de mis tíos, contra mi papá, mi mamá y algunos amigos. Pero nosotros dijimos: ‘vamos a hacer la consulta’. Esa fue nuestra idea. Cuando los militares vieron que continuábamos, llegaron a la escuela y destruyeron todo. Recuerdo que al ver llegar a las tropas, comenzamos a entonar el himno y los vecinos nos ayudaron a proteger las urnas. Los militares se movían en posición de guerra, procuraban armas, bombas y dieron vuelta a todo, destruyendo las salas… Esa misma historia se repitió en todos los barrios de Honduras”, contó Olivia Marcela.

“Ahí comienza una nueva historia de violencia, represión y tortura en Honduras”, agregó.

La última relatoría entregada al Comité de Derechos Sociales, Económicos y Culturales de la ONU, indica que desde el 2010, tras el golpe, las secretarías de Defensa y Seguridad de Honduras aumentaron su presupuesto el 161% y el 102% respectivamente, mientras que Salud y Educación tan sólo el 11% y el 29%.

La caída de los gastos sociales se vio acompañada por un aumento de la pobreza extrema el 36%. Ya la desigualdad creció el 12,3%, medida por el indice Gini; y el desempleo se duplicó, según el Centro de Investigación Económica y Política.

Al mismo tiempo, aumentaron las acciones de persecución contra militantes y defensores de derechos humanos, fueron asesinados más de 50 periodistas y las denuncias por desaparición de mujeres aumentó el 281%.

Para la dirigente de la Coordinadora Indígena del Poder Popular en Honduras, en los siete años posteriores al golpe, Honduras se ha transformado en uno de los países más violentos del mundo: altos índices de feminicidios, constantes amenazas contra defensores de derechos, aumento de la pobreza extrema y constante peligro de desalojo en territorios afectados por mega proyectos.

Dominio y resistencia

Según Olivia Marcela, junto al golpe, crecieron los indices de violencia física y psicológica, así como de la violencia económica contra el pueblo hondureño. “El golpe fue hecho para consolidar el modelo extrativista para consolidar el modelo neoliberal, y para robar nuestros territorios en medio de la crisis que vive el capitalismo”, manifestó.

Durante la entrevista, recordó que tres días después del golpe, y sin consulta a los pueblos, fue entregado el 30% del territorio nacional al capital privado, con la concesión de ríos y de otros bienes naturales. También fue promovido por el gobierno golpista el evento Honduras Open for Business (“Honduras Abierto a los Negocios”), que pretendía atraer inversores extranjeros al país.

Para Gilberto Rios, secretario de Relaciones Internacionales del Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras (FNRP) – organización que surgió después del golpe y que contribuyó en la construcción del Partido Libertad y Refundación –, junto al quiebre del orden democrático, los golpistas implementaron una serie de políticas que beneficiaron al gran capital extranjero de carácter extractivista.

“Un ejemplo de ese cambio de política es el reciente asesinato de Berta Cáceres, que es uno de los emblemas nacionales e internacionales de la lucha por los territorios en nuestro país”, afirmó.

El dirigente del FNRP dijo que “en el ámbito nacional, el golpe significó la imposibilidad del pueblo hondureño desarrollar la democracia. Y, en el plano internacional, significó un freno a las señalizaciones realizadas por el propio [ex-presidente Manuel] Zelaya para construir vínculos con los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra America (Alba). O sea, un cambio en la configuración de los planes norteamericanos de mantener el control sobre el continente”.

“El golpe tiene un gran peso en la historia nacional y mayor aun en la historia latinoamericana, porque dio inicio a toda una serie de golpes de Estado en la región”, evalúa Rios.

A pesar del panorama político, tanto Olivia Marcela como Gilberto se manifestaron esperanzados frente al proceso de politización resistencia y organización popular. “Como decía un caricaturista muy conocido en Honduras, Alan McDonald, a la mayoría de la población hondureña la conciencia le “llegó de golpe’”, comentó Rios.

“Después del golpe de Estado, la sociedad se dividió en dos: golpistas y asistencia. Que es como decir, izquierda y derecha. Eso trajo una visión muy positiva de la participación política”, afirmó.

Berta Cáceres

La coordinadora del Consejo de los Pueblos Indígenas de Honduras, Berta Cáceres, fue asesinada en la madrugada del 3 de marzo, en su casa, en La Esperanza, en el oeste de Honduras. Cáceres era líder de la comunidad indígena Lenca, de movimientos campesinos y defensora de los derechos humanos. Entre otras actuaciones, la activistas lideraba una campaña contra la hidroeléctrica Agua Zarca.

Cinco personas fueron presas por el asesinato de Cáceres, entre ellas el mayor Mariano Días Chávez, miembro retirado del ejercito de Honduras, que participó de las operaciones militares en Iraq. Denuncias del último 21 de junio, en el periódico británico The Guardian, apuntan que en su asesinato hubo actuación explicito del Ejército.
“Sabemos que existen responsables materiales e intelectuales que aún no fueron investigados. Son empresarios y funcionarios publicos muy poderosos, acostumbrados históricamente a hacer lo que quieren en nuestro país. Asesinar, perseguir, con completa impunidad. Por eso, nuestra lucha, tanto la de mi familia como la mía personalmente, quizás sea la más dura de nuestras vidas, es la de enfrentar un enemigo muy poderoso, internacional”, afirmó la hija de Berta, Olivia Marcela Cáceres.

Edición: Vivian Fernandes

Edición: ---