RELACIONES EXTERIORES

Celso Amorim sobre el nuevo canciller brasileño: "el debate será imposible"

Araújo halla espejo en "nacionalismo" de Trump, está contra el "marxismo cultural" y considera al nazismo de izquierda

Brasil de Fato, en São Paulo |
Jair Bolsonaro anunció la nominación de Ernesto Fraga Araújo en un tuit divulgado este miércoles (14)
Jair Bolsonaro anunció la nominación de Ernesto Fraga Araújo en un tuit divulgado este miércoles (14) - Valter Campanato/Agencia Brasil

El presidente electo Jair Bolsonaro anunció, la tarde de este miércoles (14), la nominación del diplomático Ernesto Fraga Araújo para el cargo de ministro de Relaciones Exteriores de su gobierno. La nominación viene siendo cuestionada debido a la inexperiencia y opiniones polémicas y conservadoras de Araújo.

Entre los posicionamientos controversiales del diplomático, están una gran admiración por el antiglobalismo del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el rechazo a valores considerados por él "decadentes", como "democracia", "cooperación", "tolerancia" y lo "políticamente correcto" –opiniones emitidas por Araújo en el artículo "Trump y el Occidente", publicado en una revista especializada en 2017.

Para el ex Ministro de Relaciones Exteriores Celso Amorim, que actuó durante dos períodos de la redemocratización brasileña, por ocho años en el gobierno del ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y durante dos años en el gobierno de Itamar Franco, en caso de que las posiciones de Araújo y de Bolsonaro sean puestas en práctica, representarían un "regreso a la Edad Media".

En entrevista exclusiva con Brasil de Fato, Amorim afirma que la nominación es sorprendente y lo deja "muy triste". "Se que hay muchas divergencias de opinión en Itamaraty, algunos piensan más el libre mercado y otros más como yo pienso, pero todo en el dominio de la racionalidad, en el que el debate es posible. En este caso el debate se vuelve imposible, es como ver un película surrealista con connotaciones de pesadilla", afirmó.

La opinión del ex ministro no es alarmista. Entre los valores ya defendidos por Ernesto Fraga Araújo está la defensa de la manutención del occidentalismo, proceso por el cual las sociedades no occidentales siguen la influencia de la cultura occidental, y está contra la globalización. Estas opiniones fueron divulgadas en artículos escritos y publicados tanto en los Cadernos de Política Exterior del Instituto de Investigaciones de Relaciones Internacionales (IPRI por sus siglas en portugués) como en un blog personal, creado en septiembre de este año por el diplomático, llamado "Metapolítica 17 - Contra el Globalismo".

En los textos, Araújo llega a afirmar que está contra un supuesto "marxismo cultural" que acomete las relaciones exteriores, que el nazismo fue una experiencia socialista y que el climatismo, la preocupación con el cambio climático, es una "táctica globalista de instilar miedo para obtener más poder". 

Según Amorim, un posicionamiento antiglobalización y subordinado al gobierno de los EE. UU. sería perjudicial para las relaciones brasileñas con la gran mayoría de los países del mundo. "Creo que el problema de todo eso no es solo lo que va a suceder ahora, sino que la credibilidad de Brasil quedará afectada por mucho tiempo, por décadas. Será muy negativo para la integración latinoamericana, que involucra el reconocimiento de otras culturas, será potencialmente muy negativo para nuestras relaciones con África, porque la manera que él habla tiene que ver solo con el pasado europeo", afirmó.

La nominación de Araújo fue anunciada por Bolsonaro por medio de su cuenta en Twitter. "La política exterior brasileña debe ser parte del momento de regeneración que Brasil vive hoy", escribió, clasificando al diplomático como "un brillante intelectual". Ernesto Araújo tiene 51 años, nació en Porto Alegre y se graduó en Letras. Más recientemente, el diplomático sirvió en Alemania, en Canadá y en Estados Unidos, actuó como subjefe de gabinete del entonces canciller Mauro Vieira, de 2015 a 2016.

Lea la entrevista completa:

¿Qué piensa usted sobre las posiciones pro Trump, antiglobalización y contra un supuesto "marxismo cultural" defendidas por el futuro Ministro de Relaciones Exteriores?

Creo que todo es una fantasía que si no fuera trágica sería cómica, lamentablemente es trágico porque traerá consecuencias para Brasil y para su inserción en el mundo, para la paz mundial, con la que Brasil contribuye. No estoy hablando solo con relación a la política que hicimos en los últimos 12 años, sobre todo en los ocho en que estuve con el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, sino con relación a otros períodos. No tiene comparación.

Yo fui embajador en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, tenía divergencias, pero todo era en un plano racional. Aquí estamos en el plano de una total fantasía, pero lamentablemente es una fantasía dañina, porque tendrá consecuencias prácticas, vinculando nuestra política totalmente a una persona que ya es objeto de restricciones en el mundo entero, en todos los países civilizados y democráticos hay críticas fuertes a Donald Trump.

Ahora su paso por Paris marcó otra, en la conmemoración del final de la Primera Guerra Mundial, ya tuvo otro episodio con Macron [Presidente de Francia]. Es una persona que quiere destruir todo lo que fue creado, por cierto, en gran parte por los mismos Estados Unidos, que es esa estructura normativa mundial.

Yo leí un poco sobre el ministro nombrado y el niega la importancia de las normas internacionales. Estamos volviendo a la Edad Media, él es una especie del Derecho Internacional pre-Grocio, un famoso pensador que fue precursor del Derecho Internacional moderno. Entonces y es algo hasta difícil de comentar, es muy sorprendente y es algo que me deja muy triste, hasta por los propios colegas, porque se que hay muchas divergencias de opinión en Itamaraty, algunos piensan más el libre mercado y otros más como pienso yo, pero todo en el dominio de la racionalidad, en el que el debate es posible. En este caso el debate se vuelve imposible, es como ver una película surrealista con connotaciones de pesadilla.

¿Qué significa un Ministro de Relaciones Exteriores que dice que está contra el globalismo/globalización?

Es vivir en un otro mundo, una vuelta a la Edad Media. No cabe, usted puede hasta estar contra ciertos aspectos de la globalización. Nosotros mismos somos críticos, cuando defendemos la agricultura familiar, creemos que el comercio internacional tiene que tener ciertas reglas. Ellas son necesarias justamente para disciplinar la globalización, para que los beneficios sean distribuidos de manera más justa. Pero no se puede negar la globalización. Es negar la vida, decir que ella era mejor cuando no había la escritura, o la prensa. Es algo parecido a eso.

Lo que marca ese punto de vista es también una adhesión al trumpismo, una reproducción sin crítica de lo que Trump hace en los EE. UU. , que a mi parecer no es bueno ni allá, porque va contra inmigrantes, contra mujeres, es prejudicial para los negros. Pero, en términos de política exterior, también es una política de confrontación todo el tiempo, no es una política de diálogo, y no se debe basar una relación internacional en eso. Yo no concuerdo, pero Trump por lo menos está sentado encima de cinco, seis mil ojivas nucleares y tiene la economía más fuerte del mundo. No es nuestro caso, entonces necesitamos de cooperación, de nuestros vecinos, para mantener nuestras fronteras, por ejemplo.

Yo siempre defendí el nacionalismo, pero un nacionalismo desarrollista y solidario con otros países, ese nacionalismo estrecho… No se, es tan fantástico que es difícil de imaginar, pero creo que puede crear un problema con nuestros vecinos. Si sumamos a eso las otras declaraciones que ya oímos de Bolsonaro, de que el Mercosur no es prioridad, todo eso genera una inmensa preocupación. Yo fui por casi diez años jefe de aquella casa, también fui ministro en el gobierno de Itamar Franco y embajador en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Tengo mucha pena de los jóvenes diplomáticos que van a tener que enfrentar un Brasil que yo nunca conocí.

En otros artículos Ernesto Araújo elogia mucho el occidentalismo, aprecia mucho la historia de Occidente…

Esa es una noción totalmente anticuada, inclusive le oí citar a Stengler, un autor pre-nazi que habla de la decadencia de Occidente, una visión que no tiene nada que ver con la realidad. La idea de la decadencia es porque está contra la ascensión del pueblo, de las masas, ellos quisieran una realidad completamente elitista.

Creo que causa tanta perplejidad que aún no se ni lo que va a suceder, porque es fuera de lo común. Nunca vi nada semejante, nadie de Itamaraty procesar ideas semejantes, alguien con peso, autoridad, puede ser que haya personas excéntricas. Pero si él fuera a aplicar esas ideas a la política exterior será un desastre absoluto.

El construyó una teoría cultural suya y es algo individual, que no tiene nada que ver con el mundo real. Y en la medida en que tiene es negativa, porque coloca a Brasil como un siervo intelectual y cultural del trumpismo, que es algo hecho para los EE. UU. ya de forma equivocada, pero que aún es posible comprenderlo porque es un país más fuerte económicamente, que puede decir que no quiere estar sujeto a las normas. El país [Brasil] no tiene fuerza para eso. Los EE. UU. por lo menos tienen la ilusión de que tienen, nosotros no tenemos ni ese derecho.

Será muy negativo para la integración latinoamericana, que involucra el reconocimiento de otras culturas, será potencialmente muy negativo para nuestras relaciones con África, porque lo que él dice tiene que ver apenas con el pasado europeo. Cuando decimos que Brasil es un país occidental, ¿qué quiere decir eso? 51% de nuestra población es de origen africano, auto-declarado, ¿qué vamos a hacer con esa población? ¿Lanzarla al mar?

¿Usted podría citar programas y políticas específicos tocantes a las relaciones internacionales que sufrirían impactos por el discurso y posibles medidas del nuevo gobierno?

Muchas cosas ya fueron afectadas en el gobierno de Michel Temer, por inacción, por una subordinación a los EE. UU., pero que no era a Trump y a sus ideas, era más amplia. Por ejemplo, la poca prioridad dada a los BRICS, todo eso ya venía ocurriendo. Pero con él yo temo que eso se agrave y gane un carácter teológico, medio religioso, que será difícil de revertir. Creo que el problema de todo eso no es solo lo que va a suceder ahora, sino que la credibilidad de Brasil quedará afectada por mucho tempo, por décadas.

Con la gran mayoría de países del mundo…

Si, con todos los países del mundo y voy a decirle la verdad, creo que hasta con los EE. UU., porque ellos pasaron a respetarnos cuando pasamos a defender nuestra opinión e incluso hasta a dialogar. Tuvimos muy buena relación hasta con George W. Bush, discordando mucho de varias posiciones que tomaba, pero nuestra relación, tanto respecto al comercio, inversión, creación del G20 fue intensa con los EE. UU. y con la Unión Europea, porque ellos respetaban a Brasil. Ahora, una actitud para la que es hasta difícil usar calificativos, porque no quiero ofender al chico, que es inclusive de otra generación, pero siento algo entre perplejidad y piedad.

Edición: Diego Sartorato | Traducción: Pilar Troya