Como parte del seminario BRICS de los Pueblos, tres investigadores discutieron — basados en sus respectivas realidades nacionales — los efectos negativos de la agenda neoliberal para los trabajadores de todo el mundo. La mesa “Crisis económica, social y ambiental y las alternativas populares de desarrollo” tuvo lugar este lunes (11) por la tarde en la Cámara de Diputados en Brasilia, distrito federal de Brasil.
El economista indio Biswajit Dhar, de la Universidad Jawaharlal Nehru, presentó un análisis sobre cómo la desigualdad y la pobreza volvieron a crecer después de las décadas de 1950 y 1960, cuando se gestaron proyectos incipientes de desarrollo en diversos países.
Dhar mencionó datos que señalan cómo la parte que corresponde a los sueldos en el total de la riqueza generada disminuyó mientras se incrementaron las ganancias.Para ejemplificar los desafíos, el ponente mencionó un proyecto de reforma laboral que actualmente se discute en su país.
“La India está viviendo una alteración en la legislación laboral que facilitará los despidos. Algo que es muy evidente es que, debido a la caída en la participación de los sueldos, hay una caída de la demanda y muchos sectores muestran tendencia a las caídas por esta razón”, resumió Dhar.
El economista Marcio Pochmann, de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), resaltó las repercusiones políticas de este proceso en Brasil. Para él, la precoz desindustrialización del país generó una sociedad de servicios, en la cual el sujeto social tiene más dificultad de reconocerse desde la perspectiva de clase social como en el modelo urbano-industrial.
Para el brasileño, esta alteración en la realidad socioeconómica todavía no fue incorporada políticamente por la izquierda brasileña.
El enigma chino
Según Isabela Nogueira, docente de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), situaciones locais de inestabilidad política tiene como telón de fondo la disputa entre China y Estados Unidos.
“La gravedad de lo que pasa hoy en Bolivia, que es el episodio más cercano y evidente, es una parte importante de lo que vivimos hoy y se relaciona con estos cambios tectónicos que reflejan el proceso de emergencia chino, de enfrentamiento, sobre todo con EE. UU.”, dijo.
Nogueira añadió que China tiene una posición muy particular en el escenario global como una sociedad que “conserva parte de las particularidades del modo de producción capitalista”. Por otro lado, el modelo se presenta en una configuración específica y “se parece al llamado capitalismo de Estado de los años 1950 y 1960”, con “niveles de desigualdad menores que los de EE. UU., según diversos criterios”.
Ello explica porqué China, por ejemplo, mantiene mecanismos de control de la financiarización de la economía, que garantizan una cierta autonomía al país. En su expansión internacional, Nogueira considera que el capital chino reacciona tendencialmente en el sentido de reforzar la división internacional del trabajo, al reprimarizar economías de la periferia del capital, inclusive Brasil.
El análisis se vuelve más complejo ante la constatación de que la tensión entre China y EE.UU. abre una brecha para la industrialización de países dependientes — acción que, debido a la posición histórica de China en la diplomacia, no enfrenta resistencias por parte de Beijing”.
“Lo que hemos visto en las relaciones de los chinos es que mientras hubo una estrategia desarrollista, no hubo resistencia a esa política industrial por parte de los chinos. Históricamente, la visión de China sobre el imperialismo en su forma clásica, de ocupación de territorios, es muy negativa”, recordó.
El BRICS de los Pueblos ocurre en Brasilia, con integrantes de movimientos populares e investigadores de diez país, hasta el martes (12).
