ENTREVISTA

Reformas de Temer son legados de la esclavitud, dice Ciro Gomes

Ex gobernador participó de reunión del Frente Brasil Popular y dice que todavía es posible revertir la reforma laboral

São Paulo |
Ciro Gomes habló sobre un proyecto para el país, las elecciones directas, su candidatura a las elecciones de 2018 y sobre la condena de Lula
Ciro Gomes habló sobre un proyecto para el país, las elecciones directas, su candidatura a las elecciones de 2018 y sobre la condena de Lula - Guilherme Santos / Sul21

“Esas reformas son un legado esclavista", afirma Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), ex gobernador de Ceará (1991-1994), respecto de las reformas laboral y de las Pensiones, propuestas por el presidente golpista, Michel Temer (PMDB). "La reforma laboral es un retroceso de Brasil al siglo 19 y deja al trabajador en una situación de absoluto abandono, lo que es intolerable”, completa.

Ciro participó, en la mañana de este martes (18), de la reunión nacional del Frente Brasil Popular —organización que reúne movimientos populares y centrales sindicales—, en São Paulo, al lado de Alexandre Padilha, ex-ministro de Salud (2011-2014) y vicepresidente del Partido de los Trabajadores (PT), y del senador João Capiberibe, del Partido Socialista Brasileño (PSB).

En entrevista exclusiva con Brasil de Fato, Ciro explicó que “ninguna nación puede prosperar imponiendo a su fuerza de trabajo inseguridad jurídica y económica”. 

Al analizar la coyuntura política nacional, el miembro del PDT habló sobre un proyecto para el país, elecciones directas, su posible candidatura en la disputa electoral de 2018 y la condena de aquel que puede ser uno de los candidatos que contenderán a su lado las próximas elecciones a la presidencia del país.

Ex Ministro de Integración Nacional en el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, entre 2003 y 2006, Ciro destacó que la condena del petista por el juez de primera instancia Sergio Moro, acusado de lavado de dinero y corrupción pasiva, en el caso del triplex de Guarujá, en el litoral sur de São Paulo, “es muy frágil”.

Según Ciro Gomes, es necesario que Lula “tenga la presunción de inocencia garantizada y que el debido proceso legal sea asegurado. Nosotros reclamamos a la magistratura que la sentencia se asiente en pruebas íntegras, definitivas”, resaltó.

Antes de las elecciones en 2018, sin embargo, existe todavía la posibilidad de que el presidente golpista, Michel Temer (PMDB), sea retirado del poder por una votación del pleno del Congreso, que analizará la denuncia de la Fiscalía General de la República. Temer es acusado de corrupción pasiva. En caso de elecciones directas, Ciro afirma que ellas representan “una reafirmación de nuestro compromiso popular”. 

“Sólo la mano del pueblo tiene el poder de resolver esta crisis, esta agonía de los poderes constituidos brasileños, escamoteados por una pandilla de canallas”. Para el ex ministro, sin embargo, “es muy improbable que este Congreso golpista, corrupto y clientelista en su inmensa mayoría, devuelva al pueblo el monopolio de poder que él tiene hoy en la mano”.

Sobre las elecciones de 2018, Ciro Gomes afirmó que su candidatura depende del entendimiento del Partido Democrático Laborista (PDT), al cual está afiliado desde 2015, sobre apoyar candidaturas, o tener candidato propio, pero mantiene el deseo de concurrir a las elecciones. “Apoyé al Partido de los Trabajadores (PT) en 2002, 2006, 2010 y 2014; creo que es hora de colocarme”. 

A continuación algunos extractos de la entrevista:

La primera pregunta es sobre las reformas. La laboral ya pasó en el Senado y la de las Pensiones sigue siendo una amenaza.

En la reforma de las Pensiones, nosotros, brasileños, estamos ganando la parada. Gracias al éxito de aquella huelga a fines de abril, creo que hemos vencido en esa batalla, lo que no nos permite bajar la atención ni las armas. Es preciso seguir movilizados. Esas reformas son un legado esclavista. Así como la lucha por la tierra, que nunca fue pública y todavía hay herencias de las capitanías hereditarias.

La reforma laboral es un retroceso de Brasil al siglo 19, especialmente en un momento en que Brasil tiene 14,3 millones de personas desempleadas y hay una crisis del sindicalismo brasileño, de diversas naturalezas, parte de ellas inclusive de corrupción de amplios sectores sindicales. La crisis deja al trabajador brasileño en una situación de absoluto abandono, lo que es intolerable.

Porque ninguna nación prospera imponiendo a su fuerza de trabajo inseguridad jurídica e inseguridad económica. Esa política estúpida de [Michel] Temer y [Henrique] Meirelles es para ganar la confianza de los agentes internacionales, que vendrían en nuestro socorro para salvarnos.

¿Aun hay esperanzas de detener esa reforma?

La reforma laboral revelará tal inconsistencia, tal salvajismo, que predispondrá a la sociedad brasileña a un nuevo gobierno, obviamente dependiendo de la correlación de fuerzas, que yo creo que será favorable, de que eso es una selva que no puede prosperar en un país que pretenda modernidad como el nuestro. 

El momento es fecundo, por más desastroso que sea lo que estamos pasando. La crisis tiene una pedagogía muy fecunda.

¿Como evalúa un posible escenario de elecciones directas?

Yo estoy comprometido con esa tesis y eso representa una reafirmación de nuestro compromiso popular. Creemos firmemente que sólo la mano del pueblo tiene el poder de resolver esta crisis, esta agonía de los poderes constituidos brasileños, hurtados por una pandilla de golpistas y canallas.

Sin embargo, tengo muchas dudas y mucha dificultad para afirmar eso al pueblo, porque como yo soy una persona vivida y experimentada, me hago una pregunta a mí mismo: En nombre de qué ese Congreso golpista, corrupto y clientelar en su inmensa mayoría, va a devolver al pueblo el monopolio de poder que hoy él tiene en la mano? Es muy improbable.

Usted comentó sobre este ser un momento fecundo para construir un nuevo proyecto. ¿Cuál sería ese proyecto y de donde vendría?

Un proyecto nacional de desarrollo para cautivar al pueblo. Las personas que están en las calles, haciendo trabajos eventuales, vendiendo mercaderías, las personas que están sufriendo en los hospitales, están queriendo oír alguna cosa y la culpa es nuestra. Antes del enfrentamiento electoral de 2018, nosotros tenemos un tiempo precioso para la construcción de un proyecto.

Yo participo con mi vivencia, con mi experiencia, pero es necesario que se construya eso con muchas manos. Porque el proyecto tiene algunas obviedades. Si  Brasil hoy está impedido de crecer, como pienso yo, son tres factores, resumidamente: un factor es el endeudamiento explosivo del sector privado. Las empresas brasileñas están descapitalizadas y no saldrá de ahí un centavo para sustentar el desarrollo que nosotros precisamos; de otro lado, las finanzas públicas están colapsadas. Usted tiene un momento en que lo que está presupuestado para invertir este año no llega a 1,6% del PIB; y en tercer lugar, en Brasil, cualquier experiencia de crecimiento, por mediocre que sea, como aconteció con menos de 2% en 2013, presenta un desequilibrio monstruoso en nuestras cuentas con el extranjero, derivado del hecho de que, por muchos años, nosotros nos postramos al mito neoliberal, abandonamos un proyecto nacional y nuestro modo moderno de vida consume cosas que son globalizadas, importadas del extranjero.

Si eso todo fuera verdad, el proyecto tiene que basarse en una idea de afirmar objetivos nacionales, globales, permanentes, afirmar a partir de ahí, coherentemente con eso, objetivos intermedios, objetivos tácticos, establecer plazos, metas, eso que es planificación. Hoy Brasil vive en la inmediatez total, administrando crisis, apagando incendios.

Entonces, usted afirma que nosotros queremos ser, en 10 años, el país que va a tener 40% de su población de 18 a 25 años en la universidad. ¿Cuánto cuesta eso, cuál es el plazo de ejecución, quién va a hacer qué, de dónde viene el dinero? Y ahí buscar los mecanismos para que eso se logre.

Y el gran eje motriz de ese proyecto es un proceso de interrupción de la desindustrialización que se está acelerando en el país, y una recuperación del esfuerzo industrial de gran tamaño, lo que no nos inhibe de otras tantas tareas. Pero el complejo industrial de petróleo y gas, el complejo industrial del agronegocio, el complejo industrial de la defensa y el complejo industrial de la salud, esos cuatro grandes bloques industriales, que tienen fuerza y el dinero ya existe.

¿Cómo sería ese financiamiento?

La cuestión del financiamiento, usted tiene reservas cambiarias, usted tiene el banco de los BRICS [grupo formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica], usted tiene una serie de alternativas, pero básicamente, nosotros necesitamos conquistar las finanzas nacionales brasileñas, no en la dirección de lo que está siendo hecho, pero con un modelo de impuestos que pase a cobrar más a quien puede pagar más y disminuya los impuestos a quien puede pagar menos.

Porque hoy la carga tributaria que pesa sobre los trabajadores brasileños y sobre la pequeña clase media, que no tiene renta para ganar intereses, es 42%. Y las personas ni siquiera tienen conciencia de lo que están contribuyendo, porque está embutido en 30% de la alícuota del teléfono celular, está embutido en 30% de la cuenta de energía, está embutido en 35% de la cuenta de agua y saneamiento, está embutido en el precio de la comida, de los remedios, en fin. El ciudadano ni siquiera tiene derecho de saber cuanto está pagando.

Mientras tanto, si usted toma la montaña de dinero que se paga a los Barones de Brasil, vía rentismo, y la descuenta de la carga tributaria nominal que ya es muy precaria, no llega a 12% la carga que pesa sobre los ricos de Brasil. Para tener claridad, Ceará cobra 8% sobre las herencias de las grandes fortunas. Aquí en São Paulo, en Rio de Janeiro, en Minas Gerais, en Rio Grande do Sul, cobran 4%. Y en los Estados Unidos, se cobra 30%, 35%, 40%.  Brasil es un de los dos países del mundo que no cobra impuestos sobre ganancias y dividendos de las empresas. ¿Y cuál es la razón para eso?

Tenemos una infraestructura de impuesto de renta extremamente regresiva, en que usted tiene alícuotas pequeñas. Cuando usted podía disminuir las alícuotas para la pequeña clase media y para los asalariados, que son los mayores salarios de la clase trabajadora, y aumentar las alícuotas de los rendimientos mayores, 35% allá encima y 10% allá abajo, agrandando la franja de cobranza.

Brasil tiene margen, tiene condición. El gran problema nuestro es la formulación política de esa estrategia.

Usted también comentó que las personas necesitan oír ese proyecto. ¿Eso vendría de la boca de un candidato, usted por ejemplo, u otro candidato cualquiera para las próximas elecciones, o surgiría de un frente amplio, como algunas organizaciones han considerado?

Ese proyecto y solamente ese, tiene la fuerza para crear un frente amplio. Al contrario de lo que se propone, no es un frente amplio el que produce el proyecto, eso nunca fue así. En la práctica de la humanidad, el proyecto define las fuerzas políticas que se identifican con él, que se cohesionan con él.

Pienso que este momento es muy fecundo para reunir los intereses de un emprendedor nacional, porque  Brasil está quebrando, se está desindustrializando. Es necesario advertir que, cuando usted tiene una tasa de interés tan alta, el emprendedor de la empresa pierde, pero la persona física gana intereses. Ahí él queda esquizofrénicamente conservador.

Por eso, la agenda de fragilizar los salarios, debilitar la carga tributaria, debilitar el sistema de pensiones. Si usted lleva esa tasa de interés a una rentabilidad bajo la rentabilidad media de los negocios, usted, en lo concreto, crea alternativas entre quien trabaja y produce. Porque los salarios serán la masa que va a dar la escala de la economía.

Sobre la condena de Lula

Yo no quiero entrar en ese alboroto que está ahí y Lula reina en eso. Es necesario que el tenga la presunción de inocencia garantizada, es necesario que el debido proceso legal sea asegurado y es necesario que nosotros reclamemos de la magistratura que la sentencia se asiente en pruebas completas, definitivas. Porque en un estado de derecho, democrático, aunque fuera culpable, si no hay prueba, la duda es pro reo. Por lo tanto, la sentencia es muy frágil.

Ahora, es preciso, por lo menos mientras nosotros no nos convertimos en una selva, una anarquía absoluta, que el camino sea no propiamente la confrontación retórica y politiquera de eso. Es necesario acceder a las instancias superiores de la Justicia, creer que ellas van a funcionar, aunque nosotros tengamos distorsiones de las más graves, que es la de clase en Brasil. Fuera de eso es la selva, es la barbarie.

Usted también comentó sobre el conservadurismo y el poder que surge con las iglesias neopentecostales. ¿Cómo surge esa fuerza y cómo comprenderla? 

La sociedad se ha vuelto conservadora y es neopentecostal no por la religiosidad, sino en busca de convivio social, en busca de servicios que el Estado no provee. 

Es muy importante este fenómeno que la izquierda tradicional necesita entender. En materia de costumbres, estamos quedando muy conservadores. Pero en materia de visión de nación, de visión de mundo, de posición de la persona en relación al drama económico, ellos tienen una cultura de autoayuda, que es relevante, que es muy importante y básicamente es porque el Estado no ha dado respuestas al pueblo. Especialmente a esa masa de emprendedores pequeños y medios, que trabaja junto con el empleado y que ve al Estado como una cantinela, un ruido, una cosa que huele mal, cara, ineficiente y que no le da nada a cambio de aquello que él produce y trabaja. 

Por eso es que se generó ese rencor con el Estado y con su lenguaje, que es la política. Nos cabe a nosotros recuperar al Estado, reconocer esa falla e ir al encuentro de esos brasileños y darles lo que ellos necesitan: crédito, capacitación gerencial, acceso al comercio exterior, a las compras gubernamentales, en fin. Y ellos serán progresistas si nosotros no cometemos la burrada de empujarlos hacia la derecha.

Una vez más Ciro, ¿cómo será la campaña de 2018?

Vamos ver lo que planea Dios. Apoyé al Partido de los Trabajadores en 2002, 2006, 2010 y 2014, creo que ahora es hora de colocarme. Pero la candidatura es del PDT. Si el partido decide que tendrá una candidatura propia, estoy aquí, pero si decide que va a apoyar otras candidaturas, todo bien también.

Edición: Vanessa Martina Silva | Traducción: Pilar Troya