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Sudor de hierro: la realidad de la minería en Brasil

La tercerización alcanza el 50% de la categoría, dejando a los empleados fuera de las garantías laborales, según los dat

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Especial minería - Brasil de Fato

La actividad minera es la que genera más muertes de trabajadores en Brasil, apuntan los datos del Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE). Sumado a los casos de mutilación, muerte y enfermedad, los principales estados mineros en Brasil – Goiás, Minas Gerais y Pará – se tornaron los más peligrosos.
Del año 2000 al 2010, la Fundación Duprat y Figueiredo (Fundacentro) constató que el Indice Medio de Accidente General en Brasil fue del 8,66%. En Minas Gerais, por ejemplo,el indicador de accidentes en la actividad minera fue del 21,99%, casi tres veces mayor que la media nacional.
El ambiente de la minería es conformado por unos pocos trabajadores asegurados por la Consolidación de las Leyes de Trabajo (CLT), un gran numero de tercerizados, una organización sindical aliada a las mineras e insuficiente fiscalización por los órganos públicos. El sector emplea 3 millones de personas, de los cuales 1,5 millones son tercerizados y apenas 500 mil están regularizados, según los datos del Frente Sindical Mineral.
Para entender ese universo, Brasil de Fato recorrió los principales estados mineros de Brasil, donde actúan principalmente las empresas Vale, Anglo American y el grupo Votorantim, para conversar con trabajadores, averiguar la inconsistencia de los informes elaborados por estas empresas y verificar la inseguridad del trabajo en la minería.
Historias de muerte, depresión, alcoholismo, enfermedad, asedio moral, fue la realidad encontrada durante los reportajes en Goiás, Maranhão, Minas Gerais y Pará.
Lea el primer reportaje abajo:
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Pasar “diez años sin vacaciones” es condición común en la minería brasileña, dice el sindicato

Por Márcio Zonta, especial para Brasil de Fato

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La noche cae y se aproxima el fin del domingo en la ciudad de Conceição de Mato Dentro, en el interior del estado de Minas Gerais – región sudeste de Brasil. Rúbia Soares, de 34 años, abre la puerta que da al modesto hall de la casa, arregla sus cabellos y va hasta la calle, donde observa hacia su esquina a su derecha.
“Atrasado como siempre”, dice. “Si él no llega muy cansado, quiero ver si vamos a pasear con los niños. Él casi no tiene tiempo para nada”, murmura. Pasado cuarenta minutos de la espera en el portón, un muchacho delgado y de estatura mediana aparece por la esquina. Con pasos largos, llega rápidamente a la casa. “Hola, amor”, exclama a la mujer y se abrazan. “¿Podemos dar una vuelta hoy, ir a comer algo con los niños?”, pregunta Rúbia.
La respuesta viene de inmediato. “Sin condiciones, quiero tomar un baño y dormir”, dice Gilberto Mendes, de 41 años, demolido, después de una jornada de casi 12 horas de trabajo en la minería.
El cansancio de Gilberto no es para menos, él esta hace diez años sin vacaciones. Como siempre trabajó en empresas tecerizadoras que prestan servicios a las mineras de Minas Gerais – sobre todo para la Anglo Americana y la Vale – él consigue hacer contratos de trabajo de apenas un año, o un por más.
“Mis contratos no duran más de dos años, eso ya hace diez años. Vivo hace diez años, desde que ingresé en la minería, sólo para trabajar, nunca paré para tener un mes de descanso”, se queja Gilberto, cuando das las 9 de la noche del domingo, ya preparandose para dormir, después de un plato de fideos.
Actualmente, no Brasil existe un universo de tres millones de trabajadores en la minería. En situación laboral regularizada, 500 mil. Según los datos del Frente Sindical Mineral, la actividad abarca más de 1,5 millón de funcionarios tercerizados, .
En octubre del 2013, el Ministerio Público del Trabajo y Empleo (MTE) calificó como ilícita la tercerización de la empresa Tetra Tech para hacer la implantación del proyecto Minas-Rio, el mayor minero-ducto del mundo, ligando el municipio minero de Conceição de Mato Dentro a Rio de Janeiro.
El órgano entendió que los 435 trabajadores que trabajaban para la Tetra Tech desempeñaban “actividades-fin” [actividades que no están directamente ligadas a la producción central de la empresa], y deberían ser contratados directamente por la Anglo American. De ellos, 67 eran sometidos a condiciones análogas a la esclavitud.
“Es común para un trabajador, hoy, en la minería, estar más de diez años sin vacaciones, porque el contrato es de un año, vence, y él es contratado de nuevo por la misma o por otra empresa y pierde este derecho. No tiene ningún beneficio la tercerización”, dice Marta Freitas, Directora de la Secretaria de Salud de Minas Gerais.
La empresa Vale sigue el mismo ejemplo de la Anglo. Cuando era estatal, contaba con un cuadro de aproximadamente 30 mil trabajadores directos solamente en Minas Gerais. Después de la privatización, en 1997, durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (PSDB), el numero de trabajadores pasó los 100 mil que, en su gran mayoría, son tercerizados.
Consultada por Brasil de Fato, la Vale dijo que “no pude ser responsabilizada por las contrataciones y/o despidos de funcionarios de empresas contratadas para la ejecución de trabajos específicos. Esas personas son empleadas de esas empresas, no de la Vale”
La empresa también afirmó que “ejerce intensa fiscalización para garantizar que las empresas contratadas cumplan con todas sus obligaciones legales”, y que desconocen “que alguna empresa tercerizada esté adoptando prácticas irregulares en la contratación de mano de obra”.
Precarización
En los último cinco años, Jorge Luis Almeida, de 36 años, fue expulsado ocho veces de las empresas mineras tercerizadas de Minas Gerais, que prestan servicios para Samarco y Vale.
El hecho parece inusitado, pero es común en la región. Al procurar empleo en otras tercerizadas de las mismas empresas de minería, él consiguió nueva ocupación. En tres de esos despidos y recontrataciones por parte de tercerizadas, él continuó realizando el mismo servicio.
“Me despedían de una empresa, yo iba a procurar empleo en otra y era contratado para el mismo puesto del que había sido expulsado; sólo cambiaba el uniforme y el salario que siempre disminuía”, relata el trabajador.
Anízio Alves Teixeira, presidente de la Asociación de Trabajadores de la Minería (ATM), relata que los tercerizados migran constantemente de una empresa para otra desempeñando la misma función, pero con beneficios cada vez menores a cada recontratación.
“Los trabajadores de la minería van pasando de tercerizada en tercerizada, dentro de una gran empresa. Y siempre que él es expulsado, en el próximo empleo, el salario es menor, las condiciones de trabajo peores y con poquísimos derechos”, denuncia.
Para el sociólogo Tádzio Peters Coelho, investigador del grupo Política, Economía, Minería, Ambiente y Sociedad (PoEMAS) de la Universidad Federal de Juiz de Fora (UFJF), esa fue una de las estrategias de la minera Vale para aventurar la explotación de la clase trabajadora en el sector y aumentar lucros en los últimos años.   
“La Vale expulsa a sus funcionarios y al otro día vuelve a trabajar vía tercerizada, pero sin los derechos que tenia como funcionario de la empresa”, critica.
La empresa minera, además, agrega que no está aumentando su nivel de tercerización. “Al contrario: algunas actividades que antes eran ejecutadas por terceros fueron primarizadas. Repudiamos cualquier acusación sobre el incumplimiento de la legislación laboral por parte de la Vale. Cumplimos rigurosamente nuestras obligaciones legales e invertimos en la calificación de nuestros empleados”.
Muerte como consecuencia
Los tercerizados también son los que más sufren con la letalidad del trabajo en las mineras. “Para cada diez muertes en la minería, ocho son tercerizados”, revela Anízio Teixeira.  
En el mayor crimen ambiental de la historia de Brasil provocado por la empresa Samarco, tras la ruptura de la represa del Fundão que devastó parte del municipio de Mariana, en Minas Gerais, la mayoría de las víctimas fueron trabajadores tercerizados. De 14 muertos, 12 eran tercerizados.
Entre ellos estaban Aílton Martins dos Santos, de 43 años, que desde hacia dos meses trabajaba en el complejo de represa de la Samarco, tercerizado en la empresa Integral.
María Julia Andrade, de la coordinación nacional del Movimiento por la Soberanía Popular en la Minería (MAM), de Minas Gerais, clasifica lo ocurrido como un crimen. “Aílton, lamentablemente, fue víctima de la tragedia ocurrida el día 5 de noviembre del 2015. Tragedia que ya era anunciada y que, como evidencia de la investigación de la Policía Civil, puede ser encuadrada como un crimen doloso – cuando hay la intención de matar”, destaca.  
Consultados para esta nota, las empresas Anglo American, Samarco y Tetra Tech no respondieron a las preguntas del Brasil de Fato.


*Traducción: María Julia Giménez

 

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