Crisis

Las elecciones representan el desencanto con el sistema político, evalúan movimientos

Aumentó el número de abstenciones, votos en blanco y nulos en las elecciones municipales en Brasil

São Paulo (SP) |
Según militantes del MST y del MAB, el resultado de las elecciones evidencia la ofensiva de la derecha
Según militantes del MST y del MAB, el resultado de las elecciones evidencia la ofensiva de la derecha - Foto: Nelson Jr./ASICS/TSE

El número de personas que no votaron en ningún candidato – abstenciones, blancos y nulos – superó la cantidad de votos de los candidatos y candidatas más votados en diversas ciudades. Para representantes de movimientos populares brasileños, este fenómeno indica un repudio de buena parte de la población al sistema político nacional.

En Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, el número de electores que no votó a ningún candidato superó la suma de los dos primeros colocados. João Leite (PSDB) obtuvo el voto de 395.952 electores y Alexandre Kalil (PHS) 314.845. Juntos, ellos recibieron 710.797. Las abstenciones (417.537) y los votos nulos (215.633) y blancos (108.745) totalizaron 741.915.

El electorado de la ciudad de Rio de Janeiro decidirá la disputa en el segundo turno, entre Crivella (PRB) y Marcelo Freixo (PSOL). En el primer turno, sin embargo, el 42% de los electores votaron en blanco, nulo o se abstuvieron.

En São Paulo, donde ganó João Doria Jr. (PSDB), 3.096.186 personas no votaron en nadie, lo que representa el 38,48% del electorado de la ciudad. El candidato del PSDB, recibió 3.085.181 votos, lo que significa que se eligió con cerca del 34% - poco más de un tercio - del total de os votos posibles.

Desde el 2008, la capital de São Paulo venía registrando un aumento en el número de abstenciones, voto nulo o en blanco. En 1996, el 24% del electorado no escogió por nadie. En el 2000, el porcentaje se mantuvo. En el 2004, el índice bajó para el 21,6%. En el 2008, subió para 22%. Y en las últimas elecciones municipales (2012), llegó al 31,26%.

Ofensiva

Por todo Brasil, los partidos más fortalecidos en las elecciones locales fueron PSDB y PMDB. El PT fue el partido que más reculó. Caso consiga elegir todos los candidatos que fueron a la segunda vuelta, perderá al menos el 59% de las alcaldías que administra desde el 2012. Ya garantizó el gobierno de Rio Branco, capital del Acre, está en disputa en Recife, capital de Pernambuco, y garantizó apenas cuatro municipios con población encima de 200 mil habitantes.

Incluso en la izquierda, el PSOL disminuyó el número total de votos recibidos entre las dos elecciones, pero amplió su base de legisladores y aún está en la disputa por el ejecutivo en dos capitales: Belém (Pará) y Rio de Janeiro (Rio de Janeiro), con Edimilson Rodrigues y Marcelo Freixo, respectivamente.

En diálogo con Brasil de Fato, integrantes de movimientos populares manifestaron que el escenario electoral representa una ofensiva general de las fuerzas de derecha.

“El bloque dirigente del golpe [parlamentario], la élite paulista, salió fortalecido para aplicar el plan de maldades en curso”, afirmó Gilberto Cervinski, del Movimiento de los Afectados por Represas (MAB, en la sigla en portugués).

“Representa el nivel de conciencia en la sociedad. Refleja la hegemonía de la ofensiva del capital, principalmente financiero, y los errores históricos que la izquierda tuvo en el gobierno”, explicó.

Según Gilmar Mauro, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), el resultado negativo para el PT es “fruto de todo un proceso de criminalización y estigma producidos en los últimos años por los principales medios de comunicación”.

Por otro lado, Mauro identifica el avance de la derecha como un fenómeno global. “Vamos a enfrentar muchas dificultades en el próximo periodo, eso es característico del momento de crisis, no es una particularidad brasileña. En varias partes del mundo, la situación del ‘no’ a los acuerdos de paz en Colombia, como viene evolucionando la campaña de Trump [en EEUU]. En tiempos de crisis, sectores de la derecha tienden a mostrarse con mucha fuerza”, prevé.

De acuerdo con él, las elecciones refuerzan la posición de aquellos que “apelan para ajustes fiscales con cortes en los derechos sociales, para retomar las tasas de lucro del gran capital. Si no hay reacción popular, se vienen medidas de perdidas sociales muy grandes”.

El nivel de personas que no participaron de las elecciones, para él, indica un desencanto con el sistema político y electoral brasileño: “Creo que hay muchos jóvenes que no se ven dentro de esas formas organizativas principalmente partidarias, pero no sólo eso”, dijo el dirigente del MST.

“Hay un gran porcentaje de personas que no asistieron o votaron el blanco o nulo. Son porcentajes elevados, mostrando la insatisfacción del sistema político brasileño, que está privatizado y que no representa los verdaderos intereses del pueblo brasileño”, complementa Cervinski, del MAB.

Autocrítica

Ambos entienden que la ofensiva de la derecha, en el caso de Brasil, fue facilitada por errores, lagunas y omisiones de las organizaciones de izquierda.

“La izquierda precisa repensarse para este nuevo período histórico, que será muy difícil para la clase trabajadora. No se apostó en la organización del pueblo, no se apostó a un proceso de concientización, por el contrario, se evitaba debatir en medio de la sociedad. Eso favoreció a los sectores de derecha. No dieron condiciones para organizar al pueblo y no se hizo un debate ideológico: hay gente que ganó una serie de beneficios y vota por la derecha”, critica Cervinski, en relación al periodo de los gobiernos petistas.

En esa misma línea, Mauro apuntó: “yo no tengo la menor duda de que carecemos de un proceso de balance autocrítico. Son varios errores que contribuyeron para crear ese escenario. Sin intentar buscar a los culpables, necesitamos hacerlo de una forma politizada. La misma crisis que abrió las puertas para la derecha crecer, abre ventanas importantes para la izquierda poner en evidencia las contradicciones del orden del capital”.

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