INVESTIGACION

Brasil tiene “proyecto genocida de exterminio de cuerpos negros”, dice investigadora

Atlas de la Violencia reveló que, de cada 10 personas asesinadas en Brasil, 7 son negras

Brasil de Fato | São Paulo (SP) |
Militantes del movimiento negro protestan contra la violencia del Estado y el genocidio de la población negra
Militantes del movimiento negro protestan contra la violencia del Estado y el genocidio de la población negra - Norma Odara

Los negros poseen 23,5% más posibilidades de ser asesinados que brasileros de otras razas. De cada 100 personas asesinadas en Brasil, 71 son negras. "Es un proyecto genocida de exterminio de cuerpos negros”, evalúa la abogada e investigadora de género, raza y clase Dina Alves, al comentar los datos divulgados el lunes último (5) por el estudio “Atlas de la Violencia 2017", realizado por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) y por el Fórum Brasilero de Seguridad Pública.

Las informaciones están basadas en los datos del Sistema de Información sobre Mortalidad (SIM) del Ministerio de Salud, que señalan que en 2007 la tasa de homicidios era de 48 mil personas y, en 2015, llegó la marca de 59.080 homicidios en el país, siendo que el blanco principal son jóvenes y negros.

"Es un proyecto genocida de exterminio de cuerpos negros. No es por casualidad que la mayoría que muere es negra, que la mayoría encarcelada es de personas negras. Cuando la policía mata, es el Estado que está matando”, resalta Dina.

Responsabilidad

La constatación no es novedad y, frente a los altos números de la violencia enfrentada principalmente pela juventud negra, el senado realizó una Comisión Parlamentar de Investigación (CPI) para denunciar la violencia promovida pelo Estado, principalmente contra la población negra, pobre y que vive en las periferias de las grandes ciudades. Las conclusiones de la CPI fueron presentadas en junio del ano pasado y, entre sus principales resoluciones, estaba la aprobación del Proyecto de Ley (PL) 4.471/12, que acaba con los llamados autos de resistencia, que tipifica las muertes causadas por policías como consecuencia del enfrentamiento con criminales y limita las investigaciones.

El proyecto aún no fue aprobado.

En la evaluación de Douglas Belchior, militante de la Unión de Núcleos de Educación Popular para Negros y Clase Trabajadora (Uneafro) y del Frente Alternativo Preto, "ella [la CPI] fue un paso importante, fue un momento en que el Estado reconoció sus crímenes e, infelizmente, el Estado es el principal promotor de los crímenes, el principal violador de los derechos humanos”.

Belchior, que acompañó los trabajos de la CPI como miembro del Consejo Nacional de los Derechos del Niño y del Adolescente (CONANDA), resalta además que “El Estado reconoce su papel en la promoción de la violencia cuando mantiene el funcionamiento de una policía que existe para reprimir pobres, controlar y proteger patrimonio, barrios nobles, garantizar la seguridad de los ricos, por un lado y violentar, violar, encarcelar y matar a población, que es considerada por sus estereotipos, marginal y criminal”.

Enfrentar la violencia

Frente a este escenario, Belchior resalta la importancia del acumulado histórico de los movimientos negros para promover una ofensiva a eses datos y a esa situación en Brasil: “La educación, tan conversada, tan debatida, es si una de las claves para el enfrentamiento a la violencia”, resalta.

La percepción es corroborada por los datos que revelan que las víctimas de la violencia del país, además de jóvenes, hombres y negros, tienen baja escolaridad. Al divulgar los datos, los investigadores resaltaron que deficiencias en la educación básica, ayudan a entender el escenario, una vez que la formación de los jóvenes es relegada a escuelas de baja calidad.

“Cuando ella [la escuela] da oportunidad a un joven, lo coloca en un espacio de convivencia y, cuando le es dada la oportunidad de trabajo, también de crecimiento económico, a través del empleo. Esos dos elementos relacionados, cuando parten de un proyecto de sociedad, sacan a esa población del foco de la violencia", concluye Belchior.

Edición: Vanessa Martina Silva | Traducción: Pilar Troya