ECONOMÍA BRASILEÑA

Alza de precios de combustibles es resultado de política de destrucción de Petrobras

El último año, la gasolina subió 18%; incremento se debe a la decisión de Temer de equiparar los precios con el exterior

Brasil de Fato | São Paulo (SP) |
Manifestación de camioneros en Rio de Janeiro contra la subida del precio del diésel
Manifestación de camioneros en Rio de Janeiro contra la subida del precio del diésel - Marcelo Camargo/Agencia Brasil

Las actuales protestas de camioneros en Brasil centran su atención en el precio de los combustibles derivados del petróleo en el país, situación que los consumidores enfrentan cotidianamente. En los últimos 12 meses, el precio medio de la gasolina subió un 13% o más. Solo en 2018, la subida fue de 3,37%.

Como en el caso del aumento del precio del gas para cocinar - entre junio y noviembre de 2017 hubo un incremento de 17% en el precio de las bombonas de gas en el país-, para los especialistas la subida de los precios de los combustibles se asocia directamente a la política de precios instituida en 2016 por la nueva administración de Petrobras. Con la medida, la empresa estatal brasileña cedió el control directo del precio, lo que evitaría variaciones inflacionarias, para determinar su valor según el precio del mercado internacional.

Felipe Coutinho, presidente de la Asociación de Ingenieros de Petrobras (AEPET) recuerda que la reciente decisión de la compañía de disminuir el precio de la gasolina y del diésel en las refinerías no significa que se acabó la política de precios que, según los propios directores de empresa, debe continuar.

“Esa política tiene consecuencias para Petrobras. Cuando se colocan altos precios en los refinados, se hace viable la importación por los competidores y las refinerías permanecen ociosas. La política no beneficia a la mayoría de los brasileños que son consumidores directos o indirectos, tampoco beneficia a Petrobras, que se está volviendo una exportadora de crudo mientras el país importa derivados del petróleo con mayor valor agregado”, critica. Según Coutinho, un cuarto de las refinerías brasileñas están ociosas.

Desmantelamiento

Para Cloviomar Caranine, analista del Departamento Intersindical de Estadística y de Estudios Socioeconómicos (DIEESE) y asesor de la Federación Única de Trabajadores Petroleros (FUP), la actual política de precios de Petrobras tiene un objetivo simple: el desmantelamiento de la propia compañía. Al equiparar el precio doméstico al internacional y viabilizar la importación, el gobierno busca atraer a las petroleras extranjeras para la compra de refinerías de la estatal, que sólo aceptarían operar en Brasil con la garantía de precios más altos. Recientemente, la Petrobras anunció que pretende vender cuatro de sus unidades de refinamiento.

“Imaginemos que Brasil no produjera ningún litro de petróleo, ni refinara nada. En ese escenario, Brasil importaría gas para cocinas, gasolina y diésel. El precio sería el mismo de hoy. En el mundo real, Brasil produce tres millones de de barriles, puede refinar dos millones y medio y consume 2,7 millones. Es decir, Brasil es prácticamente autosuficiente. ¿Por qué buscar equivalencia con el precio internacional si se puede producir ese bien? Lo que se podría hacer ahora es que el país, a contracorriente con el mundo, bajara el precio”, dice.

De acuerdo con Caranine, se podría reducir el precio constantemente debido al Pre sal, que está garantizando un crudo de mejor calidad al país, lo que genera menos costos para su refinamiento si comparamos con los costos anteriores. Sin embargo, para que eso ocurra, la Petrobras tendría que volver “a servir a los intereses del pueblo brasileño”, afirma el economista.

Edición: Thalles Gomes | Traducción: Luiza Mançano