RETROCESO

Caravana recorrerá Brasil para delinear el escenario de reaparición del hambre

Organizaciones alertan sobre el incremento del número de personas en inseguridad alimentaria

Brasil de Fato | São Paulo |
En 2017, el número de personas en pobreza extrema llegó a los parámetros del año 2004
En 2017, el número de personas en pobreza extrema llegó a los parámetros del año 2004 - Marcelo Cruz

Movimientos populares, sindicatos y entidades de la sociedad civil realizarán una caravana por el interior de Brasil para describir un escenario de alerta: el hambre volvió a aombrar al país.

La iniciativa de averiguar el incremento en el número de personas que sufren hambre en el país fue ideada por la Articulación del Semiárido (ASA) [semiárido es una de las regiones brasileñas, compuesta por ocho estados del Nordeste y una parte del estado de Minas Gerais]. El recorrido iniciará en la ciudad de Caetés, en el interior de Pernambuco el próximo 27 de julio.

La caravana recogerá testimonios para aclarar este proceso, que va en contra de los compromisos que el país firmó con la Organización de las Naciones Unidades (ONU) - entre ellos, la seguridad alimentaria, una de las metas de la Agenda 2030, y la reducción del hambre y de la pobreza, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que el país logró en 2015.

Este año el gobierno brasileño nuevamente no presentará el informe de acompañamiento de las metas de desarrollo sostenible para 2030. La divulgación de los datos es voluntaria. Pero el grupo formado por organizaciones de la sociedad civil que investiga el cumplimiento de tales objetivos publicará un nuevo informe al final de julio.

Según el investigador Francisco Menezes, integrante de ActionAid y del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase), el informe debe presentar el empeoramiento de lo que las entidades ya habían comprobado en 2017, los indicios de que el país podría volver al Mapa del Hambre de la ONU.

El país salió de la lista del hambre en 2014 cuando se divulgaron los índices más recientes de la Escala Brasileña de Inseguridad Brasileña (EBIA), investigación realizada cada cinco años. Los datos demuestran que en 2013 cerca de 3,2% de la población, aproximadamente 3 millones de hogares, vivían en situación de grave inseguridad alimentaria - el índice más bajo que el país alcanzó.

La caída representó 28,8% con relación a 2009, cuando 5% de la población brasileña vivía en situación de intensa privación de alimentos.

Aunque se prevé que la divulgación de la investigación deba ocurrir solamente en diciembre de este año, Menezes afirma que ya hay indicios de que se agravó la situación del país y que Brasil se distancia de las metas asumidas internacionalmente.

Desempleo

El investigador señala que los recortes en los programas sociales, la adopción de políticas neoliberales y sobretodo el desempleo y la precariedad laboral llevaron a este escenario.

En los últimos três años la tendencia de disminución de la pobreza se puede revertir. En 2017 el número de personas en pobreza extrema alcanzó los mismos parámetros de 2005.

“Es una velocidad muy rápida de este empobrecimiento extremo. En estos tres años, retrocedimos ocho años en el número de personas bajo la línea de pobreza”, afirma.

Las organizaciones se basan en los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) para alertar sobre la situación del país.

“Cuando aplicamos un criterio de verificación a las personas que están en situación de pobreza y en situación de pobreza extrema, vemos que los índices de desempleo generales del país, que ya son muy elevados, se multiplican para la población más pobre”, explica el investigador.

“Hay una gran correlación entre la pobreza extrema y la situación de hambre. Es decir, aquellos que están en pobreza extrema generalmente están sufriendo de hambre. Entonces en un escenario que retrocede a un escenario de 12 años atrás, considerando los datos de 2017 sobre la pobreza extrema, todo conduce a la creencia de que hay un gran contingente de personas que volvió a la situación de grave inseguridad alimentaria porque no hay cómo garantizar la alimentación”.

Mapa

La nutricionista Patricia Jaime, docente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (USP), considera que la salida de Brasil del Mapa del Hambre está relacionada con el proceso de fortalecimiento del Sistema Único de Salud (SUS) y la reducción de la mortalidad infantil.

Pero tras 13 años de una disminución consecutiva, la tasa de mortalidad infantil antes de cumplir un año de vida volvió a aumentar en un 11% entre 2016 y 2017. Ya el porcentual de niños menores de cinco años con desnutrición aumentó de 12,6% para 13,1% en el período. Según la nutricionista, se trata de una alerta roja.

“Cuando se hablaba de los temas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se hablaba de mortalidad, hambre y había la perspectiva de que Brasil iba a calificar esos temas en una perspectiva cualitativa, con el debate sobre la calidad de los alimentos, del alimentos seguros, saludables, sostenibles, con el fomento a la agricultura familiar basada en la agroecología. O sea, con avances en el debate. Y la inflexión de los programas [sociales] pone en riesgo cuestiones más estructurales básicas de acceso y disponibilidad de alimentos e ingreso”, pondera Patrícia Jaime.

El coordinador de la Articulación del Semiárido Naidison Baptista destaca la falta de estímulos a la agricultura familiar y circuitos de comercialización y compras públicas, como el Programa  de Adquisición de Alimentos (PAA) [creado por el gobierno de Lula da Silva en 2003 para promocionar el acceso a alimentos y incentivar la agricultura familiar].

Él destaca que por un lado el gobierno no remunera los servicios realizados por las organizaciones sociales, entonces hay un déficit muy alto en relación a estos servicios. Y por otro lado, el gobierno no promueve nuevas oportunidades para realizar asistencia técnica en agricultura. Entonces perjudica el asesoramiento a las familias en el proceso de producción de alimentos y la generación de ingresos”, dice.

Según Baptista, la caravana en el interior del país, organizada por ASA y otras entidades que componen el Frente Brasil Popular, es un proceso de movilización social para señalar perspectivas de resolución de estos problemas.

“Lo más interesante en este proceso de la caravana es que está liderado por los propios agricultores. En Feria de Santana [una ciudad de Bahia], por ejemplo, los agricultores van a poner a disposición alimentos de su producción para la alimentación de la caravana, la universidad va a poner a disposición el auditorio para realizar un acto público. Entonces se está construyendo la caravana involucrando diversos actores sociales”, afirma el integrante de la articulación.

Más allá de Pernambuco, se espera que la caravana recorrerá los estados de Bahia, Minas Gerais, Rio de Janeiro, São Paulo y Paraná.

Edición: Juca Guimarães