EDUCACION

Antes de ser ley, "Escuela Sin Partido" ya promueve la censura en las aulas de Brasil

El proyecto de ley ha recibido duras críticas en todo el país por lesionar la autonomía de los profesores en las aulas

Brasil de Fato, en São Paulo |
Educadores señalan que Escuela Sin Partido representa un riesgo para la educación brasileña
Educadores señalan que Escuela Sin Partido representa un riesgo para la educación brasileña - Tania Rêgo /Agencia Brasil

El Proyecto de Ley 8180/2014, bautizado “Escuela Sin Partido”, volvió al escenario de las polémicas de la Cámara de Diputados el miércoles último (7). En un nuevo intento, parlamentarios del ala conservadora se movilizaron para agilitar la tramitación de la propuesta, pero la iniciativa terminó frustrada.  A pesar de haber obtenido, en el colegiado que evalúa el proyecto, el quórum necesario para iniciar la sesión 

El proyecto de ley prevé una serie de prohibiciones para los profesores de las escuelas públicas y privadas de educación básica. Expresar opiniones, preferencias ideológicas, religiosas, morales y políticas están en la lista de restricciones, así como el uso de los términos “género” y “orientación sexual”. 

El texto ha recibido duras críticas de profesionales de la educación y del derecho en todo Brasil por lesionar la autonomía de los profesores en las aulas. En 2016, la Procuradora Federal de los Derechos del Ciudadano, Deborah Duprat, emitió una nota técnica al Congreso Nacional en la que afirmó la inconstitucionalidad del proyecto Escuela Sin Partido por impedir el pluralismo de ideas, negar la libertad de cátedra, la posibilidad de aprendizaje y contrariar el principio de Estado laico – aquel que garantiza a la nación una posición neutra en el campo religioso. 

Además de los problemas alertados por el Ministerio Público Federal (MPF), hay también la imposición de la idea de que los profesores se convierten en amenazas para los alumnos. El profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Federal Fluminense (UFF), Paulo Carrano, explica que el proyecto dificulta el trabajo pedagógico y fomenta la hostilidad dentro de las aulas. 

“Una sociedad democrática necesita de educación para la diferencia, que permita que tengamos nuestros valores, pero que podamos hacer elecciones conscientes. Se lleva a los estudiantes a enfrentar enemigos imaginarios, que serían sus profesores. En lugar de compañeros en el aprendizaje y en el acceso al conocimiento, los educadores pasan a ser enemigos a combatir.”, afirma Carrano. 

En las aulas

Pedro* es profesor de Historia en una escuela de la red privada de enseñanza en Rio de Janeiro. El comenta que aún no sufrió ninguna amenaza por parte de padres de alumnos o por el equipo pedagógico, pero que en escuelas próximas a su institución de trabajo ya existe una interferencia en la autonomía del profesor.  

“Me parece un proyecto de ley que intenta imponer una forma de pensamiento, de línea filosófica, muy cercana a algunos estilos partidarios que son más de extrema derecha y que quieren una educación menos reflexiva. Como el actual presidente dijo, a nadie le gusta un joven con sentido crítico”, comenta el profesor que prefiere no identificarse. 

El origen

El Escuela Sin Partido surge en 2004, inicialmente como un movimiento que se autodefine como una asociación informal, independiente, sin fines de lucro y sin ningún tipo de vinculación política, ideológica o partidaria. La iniciativa es coordinada por el abogado Miguel Nagib y creó canales de denuncias para lo que el abogado llamó “adoctrinación ideológica” en las aulas.

En 2014, el entonces diputado estadual de Rio de Janeiro, Fávio Bolsonaro, recién electo Senador por el Partido Social Liberal, pidió a Nagib que escribiera un proyecto de ley para representar al movimiento Escuela Sin Partido. A partir de Bolsonaro, la iniciativa de Nagib comenzó a entrar en los debates políticos de las casas legislativas del país.

La salida es a través del diálogo

Para Carrano, el movimiento Escuela Sin Partido es mundial debido al crecimiento de la extrema derecha, del fundamentalismo y del anti-intelectualismo de base religiosa. Según el, la principal manera de combatir la censura en el ambiente escolar es a partir del diálogo con los padres y estudiantes.

“En todo Brasil se están gestando formas de organización social para que padres y estudiantes comprendan que existe esta iniciativa de envenenar las relaciones dentro de la escuela. Grupos de conversación, ruedas de diálogo y escuelas arraigadas en sus territorios están conversando con los padres y muchos ya comienzan a percibir que fueron bombardeados por mentiras y pánico moral”, destaca.

Además de las ruedas de charla, movimientos de base nacional más amplia como el Frente Nacional Escuela Sin Mordaza y el Movimiento Educación Democrática están en todo el país para denunciar el riesgo que el Escuela Sin Partido representa para la educación brasileña.

Pedro* es el nombre ficticio dado al profesor que prefirió no identificarse.

 

Edición: Mariana Pitasse | Traducción: Pilar Troya