Las relaciones económicas y los impactos del capitalismo en la agricultura y en el medio ambiente fueron temas del primer panel del Seminario Tierra y Territorio: Diversidad y Luchas, que empezó este jueves (06) en la Escuela Nacional Florestan Fernandes, en Guararema, municipio del interior de São Paulo. La actividad reúne a más de 50 organizaciones campesinas, ambientales, gestores públicos, gobiernos progresistas, académicos e investigadores y tendrá lugar hasta el próximo sábado (08).
Para João Pedro Stedile, de la coordinación nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, que participó del acto de apertura, actualmente el principal objetivo del modelo capitalista es obtener ganancias muy elevadas a partir de la extracción de recursos naturales.
“La ganancia de una fábrica de automóviles es de un 13% al año. Pero apropiarse de los bienes naturales y convertirlos en productos, como el agua, por ejemplo, representa un beneficio de 700%. En ello tienen sus ojos puestos”, afirmó Stedile.
En este sentido, el agronegocio es una de las herramientas utilizadas por el capitalismo para organizar el modelo de producción bajo el control de las potencias internacionales. Para ello, hay una gran inversión en tecnología de punta para expulsar a los trabajadores del campo, como explica Stedile.
El referente también resaltó la alianza fundamental para la ofensiva del capital contra la naturaleza a través de gobiernos derechistas vinculados a una política neoliberal.
Para él, eso ayuda a explicar la intervención directa de las grandes empresas multinacionales en las elecciones de países con abundantes recursos naturales, como Brasil.
Giorgio Romano Schutte, docente de relaciones internacionales de la Universidad Federal de ABC (UFABC), que también participó del acto de apertura, comentó que la búsqueda por la acumulación de capital se relaciona con el debilitamiento de la hegemonía del modelo capitalista estadounidense. Él señala que eso ocurre a partir del crecimiento de sus rivales comerciales, sobre todo China, y de una disputa económica por nuevos mercados. De esta forma, se intensifica la presión por el dominio y acumulación de riquezas.
“Estados Unidos buscan de todas formas un modo de reorganizar su hegemonía y volver a reunir a sus aliados”, analizó.
En Brasil, la elección del gobierno de Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal) es un ejemplo claro de ese alineamiento con Estados Unidos, según Romano, debido a las medidas que amplían el dominio del agronegocio y favorecen las empresas transnacionales, lo que se diferencia de las políticas de gobiernos conservadores en otros países.
“En este gobierno las contradicciones son sucesivas. Una posición fuera del tiempo. En todo el mundo, los nacionalistas piensan en hacer inversiones en infraestructura. No pasa lo mismo acá”, asevera el profesor.