entrevista

"El pueblo no lo permitirá” dice embajadora de Venezuela sobre golpe en Bolivia

Diplomáticos volvieron a Venezuela tras recibir amenazas del gobierno de facto y ataques xenófobos

Brasil de Fato | São Paulo (SP) |
Protestas multitudinarias contra el golpe siguen ocurriendo en La Paz y la represión ya causó 30 muertes
Protestas multitudinarias contra el golpe siguen ocurriendo en La Paz y la represión ya causó 30 muertes - Aizar Raldez/AFP

El gobierno de facto autoproclamado de la senadora opositora Jeanine Áñez empezó con la promesa de “cazar” al ex ministro Juan Ramón Quintana, a Raúl García Linera -- hermano del ex vice presidente Álvaro Gacía Linera - y también a cubanos y venezolanos que viven en Bolivia.

La amenaza fue declarada públicamente por el ministro del Interior Arturo Murillo, designado por Áñez. 

Más tarde la ministra de Comunicación del gobierno de facto, Roxana Lizárraga, acusó a los diplomáticos cubanos y venezolanos por la violencia desatada en el país.

Las declaraciones ocurrieron después de un ataque a la sede diplomática venezolana en La Paz el 11 de noviembre. Paramilitares armados cercaron la embajada con explosivos y amenazaron con invadir el edificio.

Pero las agresiones no empezaron con el golpe. Según Crisbeylee González, embajadora de Venezuela en Bolivia hace más de diez años, desde 2008 la embajada sufre amenazas por parte de organizaciones opositoras a Evo Morales y Álvaro García Linera.

Durante los días de tensión, Crisbeylee, que también es amiga personal de Morales, decidió proteger a su equipo y regresar a su país. 

El 17 de noviembre, el cuerpo diplomático venezolano, compuesto por 13 funcionarios y sus familiares, tomaron un vuelo de la empresa estatal venezolana Conviasa de La Paz a Caracas. 

Al regresar a su país, la embajadora conversó con Brasil de Fato y denunció el terror sufrido en los últimos días.

Brasil de Fato: ¿Cómo recibieron la noticia de que tendrían que dejar el país? ¿Ya había alguna hostilidad antes del golpe?

Hace tiempo que la oposición habla de un “bunker chavista” que sería la embajada de Venezuela, en la cual estaríamos “ideologizando” a los movimientos populares y a jóvenes bolivianos. Incluso hablaron sobre un supuesto cerco a Evo para que no abandonara la propuesta socialista, bolivariana.

En algunas etapas se incrementaba la xenofobia, como en los periodos electorales. Siempre que hubo alguna elección o intento de golpe, el blanco principal siempre ha sido el presidente Evo Morales seguido de la embajada de Venezuela. La misión diplomática siempre se considero un elemento que debería ser combatido.

Desde 2012 cuando hubo un intento de golpe policial, se empezó a decir que nuestra embajada realizaba entrenamientos militares a los bolivianos. Una matriz de opinión muy similar a que se creó en Chile contra los cubanos durante el periodo de Salvador Allende.

Así crearon una importante xenofobia en el interior de las clases medias bolivianas contra los venezolanos. Los medios de comunicación también ayudaron a crear una matriz de opinión adversa contra los venezolanos que, de algún modo, germinó.

En esos días [después del golpe], una de las primeras cosas que hicieron fue decir que los venezolanos tendrían que irse, que iban a agredir a los venezolanos. Antes de las elecciones del 20 de octubre ya decían que iban a atacar la embajada. 

¿Cómo fue regresar a Venezuela?

Nosotros hemos dejado Bolivia durante la madrugada, cuando La Paz aun estaba bloqueada. En El Alto tomamos el primer vuelo de Conviasa, hicimos escala en Santa Cruz. Fuimos humillados, nos pusieron en una cola para que todos pudieran ver lo que hacen con “diplomáticos que se portan mal”. 

Por fin los trabajadores del aeropuerto se acercaron y nos pidieron perdón por lo que estaba pasando y nos prometieron que íbamos a regresar. Esas cosas nos dan mucha alegría.

Nos fuimos muy tristes, pero con la convicción de que el pueblo boliviano no va a permitir que este golpe siga su curso.

En los primeros días nos parecía que la oposición boliviana iba a seguir el mismo itinerario que la oposición venezolana, con Camacho como protagonista, en el papel de “outsider” político como Guaidó. Sin embargo, posteriormente hubo una escalada fascista en la trama del golpe. Mientras estaba allí, ¿se podía sentir o saber de antemano que podría ocurrir un golpe? 

Sí. Nosotros decíamos que veníamos del futuro para decir lo que iba a pasar, no porque somos iluminados, sino porque hemos combatido diversos golpes organizados por los gringos y la OEA. Entonces, veíamos una sumatoria de factores que llevarían al borde de un precipicio.

De modo muy respetuoso en relación a todo lo que estaba pasando, recordamos que el gobierno no debería confiar en la OEA, que desde su creación ha sido un instrumento de Estados Unidos contra los pueblos libres, contra los procesos progresistas. 

A los golpistas les interesaba no sólo la renuncia de los líderes, sino su eliminación, de ahí las amenazas de muerte contra el presidente Evo Morales y demás dirigentes.

Toda la estrategia golpista se produjo muy rápidamente, de modo fraudulento, porque quemaron actas, quemaron lugares de votación. Si tenían certeza de que habían ganado y que Evo había ocultado los votos, ¿por qué quemaron los lugares de votación?

Si estoy segura de que gané las elecciones, protegeré los lugares de votación, con fiscales, para garantizar mi triunfo. 

Y la oposición lo hace con un fanatismo total, con la cruz de las cruzadas, caminan con velas, con biblias, con una exacerbación del acto religioso que dejó a todos incrédulos, porque nadie pensaba que eso iba a convencer a las personas a seguir a ese hombre. Camacho está seguro de que será el próximo presidente y que en 90 días Áñez convocará nuevas elecciones.

Sin embargo, en algunas entrevistas ella dijo que serían necesarios más de 90 días, al mismo tiempo que concedió nuevos beneficios para la junta militar. Eso nos hace recordar los regímenes dictatoriales en nuestro continente en los años 1970, que primero se instalaron por 15 o 20 días y luego se quedaron en el poder por décadas. 

En Bolivia, la oligarquía pensaba que había ganado e inmediatamente bajó la bandera wiphala del mástil de la Asamblea Plurinacional, la policía la quitó de sus uniformes y eso representó un dolor, una tristeza muy grande para la población indígena, lacerada no solo porque le obligaron a Evo Morales renunciar, pero también por herir el alma de los pueblos indígenas de Bolivia al quemar su bandera.

Ellos [la oposición] no contaban con el pueblo, pensaban que todo iba a ser resuelto con el bloqueo que hicieron anteriormente, con el apoyo de los medios. 

A nosotros nos importa el derecho y el respeto a vida, mientras ellos creen que hay que matar a la población pobre, porque será la que resistirá a esos procesos, para que ellos puedan mantener su dominación y poder.

Ocultan la violencia bajo un discurso de “pacificación” del país. Una pacificación que tiene como base las armas de fuego y mentiras, porque ocultan lo que está pasando en las comunidades.

¿Cuál es el legado de Evo Morales? ¿Cuáles acciones pueden haber molestado a los sectores de la oligarquía?

Evo es un hombre muy humilde, muy trabajador. Es un presidente que se despierta a las 4, 5 de mañana y trabaja hasta la noche, que está todo el día buscando la forma de mejorar las condiciones de vida de su pueblo.

Por este motivo pudo abrir algunas grietas en el modelo neoliberal para la distribución de la riqueza, mientras se construía un camino para la justicia social. Él no representaba solo el movimiento indígena y campesino, se preocupaba por las clases medias, por los jóvenes. 

Desde que llegué a Bolivia hasta el día en que me fui, el país se convirtió en algo totalmente distinto. Un giro de 180 grados. 

En la Bolivia que conocí [antes de Evo] las mujeres con polleras no subían a los aviones y después hemos llegado a un momento en que se había vuelto difícil encontrar billetes porque hubo un incremento del poder adquisitivo del pueblo.

Igual en la educación, en la salud: los índices macroeconómicos que todos conocimos; la infraestructura de las ciudades, la interconexión del país, no solo para unificarlo pero para hacer llegar los productos de los campesinos bolivianos a otros destinos.

Además, después de no lograr una salida al mar, Evo estaba construyendo una carretera interoceánica que conectaría la hidrovía Paraguay-Paraná a través del Atlántico.

Es decir, Evo estaba en una lucha constante para mejorar su país, lo que llevó Bolivia a ser uno de los países más potentes del continente hoy.

Sin embargo, Evo jamás ha realizado ninguna acción directa en contra la de las clases dominantes de Bolivia, al contrario, muchas veces las incorporó a sus medidas económicos, brindando mejores condiciones a los empresarios. Abrió mercados en todo el mundo a los ganaderos, a los terratenientes, para que pudieran comercializar sus productos.

¿Qué representa para Venezuela el golpe de Estado en Bolivia?

Un dolor muy fuerte, una indignación. En las actividades que hemos realizado ahora desde que llegamos a Caracas, las personas nos reciben llorando porque no pueden creer en lo que está pasando con el nuestro pueblo hermano. 

Bolivia es la tierra favorita del Libertador. Entonces ¿qué significa Bolivia para el alma venezolana? Un amor ilimitado por la libertad en primer lugar.

Después nuestro afecto inmenso por el presidente Evo Morales. Hemos consolidado ese amor a partir de la relación de Evo y Chávez, que decía ser de padre e hijo.

La indignación de nuestro pueblo se expresa por un sentimiento de que están haciendo algo contra nosotros mismos, como si Chávez estuviera sufriendo un golpe.

Lo mismo pasó cuando Lula fue detenido, sentimos como si estuvieran encarcelando a Chávez.

Pero tenemos esperanzas de que Evo regresará a Bolivia, se restablecerá la constitucionalidad y la convivencia pacífica entre ambas partes que en alguna medida son irreconciliables pero que puedan coexistir e encontrar algunos acuerdos.

En este momento hay una cierta disputa entre la Cámara de Diputados, liderada por parlamentarios del MAS que intentan retomar la constitucionalidad del país contra el Senado, dominado por el gobierno de facto que busca consolidarse en el poder. ¿Qué se puede esperar? ¿Cómo el MAS podría restablecer el orden constitucional y convocar nuevas elecciones -- lo que Evo ya había aceptado incluso antes de renunciar?

Pienso que el desarrollo de los hechos ofrecerá el camino, No puedo predecir nada porque llegamos acá hace un poco más de dos días.

La represión es brutal, lo que desmoviliza una parte de la sociedad, que clama por paz, sea como sea. Creo que es papel de Asamblea Plurinacional rechazar la renuncia del presidente Evo Morales y junto con él, negociar las próximas elecciones.

Espero que tarde o temprano la balanza pese a favor de los pueblos.  La resistencia de los pueblos puso en jaque el gobierno que se impuso, ya no podrán ocultar la masacre que promovieron contra el pueblo.

Ya son más de 30 muertos en menos de 10 días de golpe. Así como Pinochet no pudo ocultar la masacre contra miles de chilenos y chilenos, esa señora no podrá ocultar la verdad.

Estamos viendo la cara más retrógrada del fascismo en nuestra región, el neocolonialismo, la inquisición.

Al mismo tiempo que predican con la biblia en las manos, ven la sangre derramada desde El Alto hasta La Paz. Eso nos hace recordar el periodo de la inquisición, en el cual se adoraba a Dios y se torturaban y castigaban a los pueblos que enfrentaban el poder.

No sé que va a pasar, pero hay que seguir la historia y denunciar la infamia, la maldad que cometen contra el liderazgo de Evo Morales y contra el pueblo boliviano. 

¿Cuál es el papel de Venezuela en este proceso?

En primer lugar hay que seguir despertando conciencia en nuestro pueblo. Hemos percibido en todas las reuniones que hicimos hasta ahora el nivel de conciencia sobre lo que está pasando en Bolivia.  Ahora hay que denunciarlo en las calles, medios, espacios bilaterales diplomáticos, espacios de integración regional.

También somos un país amenazado, acorralado permanentemente, entonces creo que nuestra tarea también es seguir denunciando esa ignominia, esa masacre.

La voz de los pueblos. Son las organizaciones sociales y políticas las que deben denunciar permanentemente lo que está pasando, sin dejar de considerar que fue un golpe que tomó los espacios del pueblo, que ahora pretende institucionalizar una gran mentira: la de que Evo renunció y que ellos representan la democracia.

En esa guerra de fuerzas entre la verdad y la mentira, la verdad tiene que abrir caminos, tenemos la razón. Serán los pueblos libres que demostrarán a todo el mundo que no nos cree que esta mentira caerá por su propio peso, porque no pueden ocultar la sangre en sus manos, no pueden ocultar los muertos bajo la alfombra.

Entonces no se trata de una tarea que corresponde solo al pueblo venezolano, sino al pueblo brasileño, a los pueblos latinoamericanos y sus organizaciones que son la fuerza que pueden sostener esta lucha.

Edición: Rodrigo Chagas | Traducción: Luiza Mançano