Libros Rojos

En Fortaleza, Brasil, una biblioteca reúne 201 ediciones del Manifiesto Comunista

El 21 de febrero el Manifiesto fue leído en diversos idiomas y lugares del mundo en el Día de los Libros Rojos

Traducción: Pilar Troya

Brasil de Fato | Fortaleza |
El acervo cuenta con 201 ediciones del Manifiesto del Partido Comunista en varios idiomas, formatos y ediciones diferentes. Entre estas, ediciones en historieta, cordeles y versiones ilustradas - Foto: Romário Bastos

En el centro de Fortaleza, la capital del estado de Ceará, en el nordeste del país, una biblioteca reúne 201 ediciones del Manifiesto del Partido Comunista en varios idiomas, formatos y ediciones diferentes. Es posible encontrar el manifiesto en versiones ilustradas, historietas y hasta literatura de cordel en la biblioteca social Plebeu Gabinete de Leitura [Plebeyo Gabinete de Lectura], que alberga esa colección funciona en la sede de la Asociación Cearense de Prensa (ACI por su sigla en portugués).

"La idea aquí no es el acúmulo. La idea es demostrar como un libro va adquiriendo capas de significados y de sentidos a lo largo de los más de 150 años, desde su publicación", explica la idealizadora de la biblioteca, Adelaide Gonçalves, profesora del departamento de Historia de la Universidad Federal do Ceará (UFC). 

Brasil de Fato visitó el acervo de la biblioteca, formado a lo largo de los años en viajes por América Latina y Europa. De un viaje a Bogotá, vinieron ocho ediciones diferentes en el equipaje. "No me había preparado para hacer esa pesca, ellos fueron apareciendo en las librerías. Es como si un libro llamase al otro", cuenta Gonçalves.

La historiadora responsable por el acervo explica porque considera como un texto seminal de tradición política el manifiesto escrito por Karl Marx y Friedrich Engels, publicado por primera vez el 21 de febrero de 1848. "Un manifiesto interpela, convoca, ayuda a contar a historia de modo conciso, de modo sucinto. Reúne en tópicos, por lo tanto, una especie de caminada sobre un determinado pasaje de la historia", resalta.

Brasil de Fato: ¿Como comenzó su colección del Manifiesto Comunista?

Adelaide Gonçalves: La práctica del coleccionismo es una práctica que puede no ser buena. El coleccionismo, en algunos, juzgo que puede ser una señal de avaricia, acumulación individual, una caza del tesoro que está en varios lugares y que ahora estará en manos de un particular.

La práctica que tenemos aquí en esta biblioteca social, que por razones diversas llega a alguna semejanza con el coleccionismo, resulta de otros intereses. Usted va a encontrar, por ejemplo, algunas ediciones de La Madre, de Gorki, en varias lenguas y ediciones, algunas porque tienen una capa magnífica, otras porque son colecciones muy modestas y que ciertamente fueron realizadas por grupos editoriales de poquísimos recursos.

Ese es un ejemplo de que, en una biblioteca social, es como si un libro llamase al otro, un libro convocase a otro. Otros libros aquí dentro de esa biblioteca también existen en más de una edición y no nos deshacemos de ellos porque, a veces, una edición tiene un prefacio, tiene un epílogo, tiene una anotación singular, tiene una tapa o alguna especificidad editorial.

Para el caso del Manifiesto Comunista, la cuestión ya es otra. En primer lugar, se debe destacar el propio concepto de manifiesto, a propia escritura como proclamación. El acto de escribir no corresponde ahí a investigadores que están entregando una investigación lo que están dando a conocer es su asertiva sobre un determinado tema. La escritura en manifiesto corresponde a una proclamación. Un manifiesto desea ser un acto, a veces inaugural de una tradición, una convocatoria a aquellos y aquellas que se sienten alcanzados, tocados por aquella escritura. Un manifiesto interpela, convoca, ayuda a contar a historia de modo conciso, de modo sucinto. Reúne en tópicos, por lo tanto, una especie de caminada sobre un determinado pasaje de la historia. 

Por razones consabidas, estamos ante dos figuras magnas del movimiento comunista en escala mundial, estamos ante Karl Marx y Friedrich Engels. Eles no fueron, apenas, un duo que escribía magníficamente y que se dedicó a pensar sobre los grandes temas de su tiempo. Estamos aquí ante un par y de una de las historias más bonitas de amistad intelectual entre comunistas. Una amistad que se traducía en la escritura de obras magnas que llegan a nuestro tiempo.

El Manifiesto Comunista es escrito por ese duo, en esos momentos agudos en que ellos y ellas calentaban como deseo, esperanza y utopía aquella certeza de una historia en abierto y que, otra vez, el mundo estaba doblando una esquina. La escritura del Manifiesto Comunista se cerca de esas singularidades y tiene propósitos seminales. Es un manifiesto, no es un libro. Singularísima para una colección en bibliotecas de inclinación socialista y de característica marcadamente de la lectura social es el hecho de haberse convertido en libro, presente en todas las bibliotecas de la tradición del marxismo revolucionario, de todas las corrientes del socialismo. 

El Manifiesto Comunista, convertido en libro, es un objeto convertido en testigo. Aquí, en esta biblioteca social, nunca nos paramos y dijimos, “nosotros vamos a crear una colección del Manifiesto Comunista”, eso es lo que es singular en una historia de las bibliotecas. Comenzamos a andar por librerías, librerías de libros usados, a observar en las lindas librerías de América Latina o de Europa y nos encontrábamos con bellas ediciones del Manifiesto.

Siempre tratamos de no contener nuestra emoción. A veces, sucedían casos muy pintorescos, algunas ediciones eran muy caras, porque el papel era de calidad superior, o la tapa era en una tela más cara. Aquel día sabíamos que estaba ciertamente perjudicado el dinero del almuerzo o de la cena, pero aquella edición iba con nosotros al Plebeu Gabinete de Leitura, en Fortaleza.

Una vez, fui a Bogotá. Esos viajes son siempre con el propósito de intentar conocer las huellas de aquellos y de aquellas que fueron grandes nombres de las letras en América Latina y en otros lugares. Entonces, en ese viaje a Bogotá fui en busca de las huellas, de los vestigios, de las palabras de Gabriel García Márquez. De ese viaje a Bogotá y otras dos ciudades colombianas, traje ocho ediciones del Manifiesto Comunista. No me había preparado para hacer esa pesca, ellos fueron apareciendo en las librerías. Es como si un libro llamase al otro.


Adelaide Gonçalves es profesora del departamento de Historia de la Universidad Federal de Ceará (UFC) e idealizadora de Plebeu Gabinete de Leitura. / Foto: Viktor Braga

BdF: ¿Usted podría destacar algunos detalles de esas ediciones del acervo del Plebeu Gabinete de Leitura?

Adelaide: Son 201 ediciones y estimo que aquellos y aquellas que se interesen por esa historia y que tengan el mismo celo que estamos teniendo, nos regalen más. Quien sabe el próximo año tendremos 300 ediciones del Manifiesto Comunista. Insisto que la idea aquí no es el acúmulo. La idea aquí es demostrar como un libro va adquiriendo capas de significados y de sentidos a lo largo de mucho más de 150 años, desde su publicación.

Lo que quiero decir, con eso, es que aquí tenemos a edición facsimilar de la primera edición en alemán. Aquí tenemos ediciones que van adquiriendo enorme valor heurístico con bellísimos prefacios hechos por grandes investigadores. Cito, por ejemplo, Eric Hobsbawn, Domenico Losurdo, David Harvey, podría citar por lo menos 30 más.

Tenemos epílogos, estudios introductorios, estudios de recepción del marxismo por medio de la lectura del Manifiesto Comunista. Entretanto, otras ediciones van se revelando preciosas de un punto de vista de la investigación histórica. Algunas ediciones, para el caso de Portugal bajo el tacón del fascismo de Salazar, de España bajo el tacón del fascismo de Franco, de Chile con Pinochet, son ediciones que no tienen la editorial, quero creer que son ediciones clandestinas que osaron salir del silencio imposto por las dictaduras y por el fascismo y circularon clandestinamente. La de Chile, por ejemplo, nos la regaló un destacado militante chileno.

Otras ediciones son folletos tan modestos en su impresión que indican la falta de condiciones materiales de aquellos grupos editores. Por otra, no solo la falta de condiciones materiales, sino la urgencia de difusión y lectura del Manifiesto Comunista. Tenemos varios ejemplos de folletos, que no están en la forma libro, modestamente hechos, pero impecablemente impresos en su conjunto y con los prefacios originales de sus autores.

Tenemos, también, algunas ediciones que tienen anotaciones en los márgenes indicando que aquel lector encontró tantas palabras que interpelaron a su lectura y quizá a su consciencia histórica. Esas anotaciones pueden indicarnos como el manifiesto habrá sido uno de los libros de las pequeñas bibliotecas militantes, algunos ciertamente estuvieron en algunos pequeños estantes de salones obreros y que adquiríamos en librerías de libros usados porque a muchos de esos salones obreros, blancos de la represión policial, les confiscaron sus libros y, en muchos casos, las comisarías de la policía política botaban esos materiales.

Aquí también está un esfuerzo de la imaginación de la investigadora cuando encuentra determinados ejemplares. Tenemos aquí algunos manifiestos en capa dura, en papel del mejor, en capas muy bonitas. Tenemos aquí uno comprado en una feria pequeña en La Habana, Cuba; había una banca que vendía libritos y folletos, varios de José Martí, alguna cosa del Che Guevara y yo traje de allá una edición del Manifiesto Comunista que conservo tal y cual la traje de aquella feria con una cubierta muy simple de papel de regalo y por encima un plástico como para proteger aquel librito de las intemperies de varios tipos que alcanzan a un libro.

No se porque un lector tan cuidadoso después destinaría a su edición a una feria de calle, quizá algún familiar, o el ya se haya ido, tengo certeza de que quien puso un forro de aquel tipo era un lector extremadamente amoroso y cuidadoso.

Tenemos también que hablar de ese universo muy vasto y rico de la historia editorial que tenemos aquí cinco ediciones en historieta, enseñando ya a alcanzar un nuevo lector cuya imaginación pide figuras y una escritura en movimiento. Tenemos algunas ediciones con grabados absolutamente bellos, que vuelven a la edición preciosa formando capas de lectura. Estamos hablando del Nordeste de Brasil, aquí tenemos tres ediciones muy bien cuidadas del Manifiesto Comunista en verso de cordel, con la posibilidad de alcanzar nuevos lectores y ya se hacen acompañar de la xilograbado. No se trata de una adaptación, se trata de una creación.

Plebeu Gabinete de Leitura reúne 201 ediciones del Manifiesto Comunista / Foto: Romário Bastos

BdF: ¿El acervo posee ediciones del Manifiesto Comunista en qué idiomas?

Adelaide: Tenemos aquí 201 ediciones, la colección ocupa un estante específico, ya es su tercer estante y tengo certeza que, de aquí a un año, en enero de 2021, ya vamos a estar en un estante más grande porque vamos a recibir de regalo nuevas ediciones. Y, por hablar en regalo, es necesario decir que una biblioteca social sólo cumple esta su tarea si ella es blanco de la generosidad de compañeros y compañeras de jornada de luchas, de lecturas en común, de horizontes de utopía en común, luego varias ediciones del manifiesto resultan de la generosidad de la mirada amorosa de muchas personas a esa colección.

Algunos compañeros del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil que saben de la colección, que ya estuvieron aquí en el Plebeu Gabinete de Leitura, de vez en cuando me sorprenden trayendo de regalo un manifiesto en francés o en italiano cuando van a algún congreso, alguna reunión de La Vía Campesina o de otras entidades de solidaridad internacional y de la lucha social anticapitalista.

Quiero hacer aquí una mención particular a João Pedro Stedile, algunas ediciones yo señalé como regalos de João Pedro, otras están dedicadas a João Pedro Stedile y el de forma muy generosa acogió el regalo allá en su origen e inmediatamente lo pasó a nuestra colección. Son ediciones venidas de África o de otros lugares, que no conviene detallar los lugares para que también no se entregue el lugar de esos viajes de la lucha social.

De modo que tenemos el mayor número de ediciones del mundo hispano hablante, lo que quiere decir lo obvio: es un mundo de gran tradición editorial, tenemos ediciones de los países de América Latina, como también de España. De Madrid, tenemos una edición que fue adquirida en una de las más bonitas librerías por donde anduve llamada Traficantes de Sueños.

Son 58 ediciones del mundo hispano hablante. Tenemos ediciones venidas de Barcelona en catalán, tenemos ediciones que vienen de Bilbao en vasco. En seguida, las ediciones del mundo de la lengua portuguesa, para el caso de Brasil, tenemos 57 ediciones. De Portugal, 19 ediciones. Tenemos ediciones en inglés, francés, alemán, italiano, griego, japonés, mandarín, esperanto, húngaro, árabe, polaco, holandés, danés, ruso, en las más diversas lenguas.


El Plebeu Gabinete de Leitura posee ediciones del Manifiesto Comunista en alemán, griego, japonés, mandarín, esperanto, húngaro, árabe, polaco, holandés, danés, ruso, en las más diversas lenguas. / Foto: Romário Bastos

BdF: ¿Cuál fue el impacto que el Manifiesto Comunista tuvo en su vida y su formación?

Adelaide: Impresiona al lector la calidad de la escritura hecha sobre ese pequeño libro. Impresiona como se puede decir tanta cosa sobre esas pocas páginas. Yo leí el Manifiesto Comunista, una primera y ligera lectura, todavía como estudiante secundaria. Aquel pequeño texto me lo prestó un profesor de geografía que tenía una clara simpatía por los ideales comunistas. Después, inmediatamente al entrar en la universidad, yo lei dos veces el Manifiesto Comunista, tuve la gran suerte de hacer su lectura en una disciplina de teoría sociológica cuando leemos un librito de introducción al marxismo de Ernest Mandel y hicimos la lectura del Manifiesto Comunista, e hice otra lectura en círculos militantes.
 
Ya no se cuantas veces yo misma leí ese texto. Leo para revisión, cuando vamos a hacer alguna edición militante. Una vez, en una actividad de Brasil de Fato, en Fortaleza, hicimos en una página tamaño A1, el manifiesto integralmente impreso en esa página. Ya lei por varios motivos dentro de los círculos de lectura en el MST, en las Escuelas del Campo, en momentos de formación. El Manifiesto, a partir de mi lectura, ya participó de algunas exposiciones como una presencia inaugural y, ciertamente, ya usamos tantas veces frases que salen del manifiesto.
 
Algunas frases salieron del manifiesto y adquirieron vida propia, dieron títulos a algunos libros de historiadores, algunos bellos libros de ensayos de grandes intelectuales, así como de textos personalizados. Ciertamente, una investigadora como yo podrá aquilatar que la palabra que saltó en el Manifiesto Comunista con tal fuerza es “Proletarios del mundo, ¡¡¡uníos!!!”.

Se cuentan por miles las veces que esa frase fue impresa en periódicos obreros de tradiciones varias, en todos los países donde encontramos prensa obrera desde el siglo XIX, cumpliendo su función aglutinadora y de reverberación del deseo de liberación de los trabajadores por el conocimiento y por la apropiación de la palabra.


La profesora Adelaide Gonçalves presenta el Manifiesto Comunista como un texto seminal de una tradición política. / Foto: Romário Bastos

BdF:  El próximo día 21 de febrero, un conjunto de movimientos y organizaciones populares van a realizar una actividad en plano internacional llamada “libros rojos”, que convoca para a lectura del Manifiesto Comunista en varios lugares. Ante una acción que celebra la lectura y los libros, me gustaría que usted hablara un poco sobre el sentido de los libros con ese propósito de transformación social.

Adelaide: Cuando supe de ese Día de los Libros Rojos, quedé muy encantada. Es una bellísima iniciativa de leer en voz alta el Manifiesto Comunista. Aquí en el Plebeu vamos a hacer ese día de lectura el 21 de febrero, estoy convidando algunas personas para hacer una lectura internacionalista, en varias lenguas.

Sobre los libros, es necesario que seamos bien entendidos y que no pese sobre nosotros cualquier idea de que estamos separando de nuestro convivio a aquellos que no tienen acceso al libro y a la lectura de la palabra escrita, aquellos que se comunican por otras formas.

Vamos a entender libro aquí en una acepción muy abierta. Queremos hablar de lecturas múltiples, de aquellos que nos enseñaron a leer mirando las estrellas, que nos enseñaron las estaciones mirando el movimiento de las mareas, que saben la hora de plantío y de la cosecha porque saben leer las señales de la naturaleza, porque respetan a naturaleza. Pero, también, hacemos en nuestra trayectoria un elogio continuado al mundo de los libros y al mundo de las bibliotecas. Entendemos que es un patrimonio de esa humanidad que resolvió se escribir en prosa, verso, ilustrando el pensamiento en las más diversas formas.

Pienso que, este año 2020, nuestra tarea se amplía en Brasil. Estamos desde 2016 atravesando una coyuntura de gran peligro para el pensamiento, para los libros. Ciertas tentativas, mientras veladas de censura, ahora ya no son más veladas y son declaraciones públicas y a partir del Estado brasileño relativo a censura.
 
El capitán fascista [Jair Bolsonaro], que dirige el Estado brasileño, dice que a Secretaría de Cultura no debe apoyar iniciativas de producción intelectual hecha por, o dirigida por/al gran universo de lésbicas, gays, transexuales, transgéneros, a ese grandísimo universo. Estoy hablando de una entre las varias amenazas que penden sobre nosotros.

Asistimos, hace algunos días, dicho por el Ministro de Educación que, para el próximo período, otros serán los contenidos de los libros a ser distribuidos en las escuelas públicas. Hace poco, el fascista en la Presidencia reclamaba de libros con muchas letras, una condena de los libros como aquellos que deben ser retirados del convivio de la juventud y de la ciudadanía. Los libros, ellos saben, nos enseñan a pensar, nos interpelan y ayudan. Un autor sabe que el libro después de que está en la mano del lector, el libro ya tiene otro autor, las autorías van siendo por miles.

También por eso estamos felices con el Día de los Libros Rojos, que honra nuestros escritores y escritoras de todos los matices, temperamentos y latitudes. En rojo porque esa fue la tinta con que lo escribieron. En rojo porque tiene la sangre vivificadora de esa escritura que se ha de multiplicar, que ha de prosperar.

*Donaciones de ejemplares del Manifiesto Comunista pueden ser enviadas a Rua Tibúrcio Cavalcante, 187, ap. 202 - Fortaleza (CE), a nombre de Adelaide Gonçalves.

Fuente: BdF Ceará

Edición: Leandro Melito e Marcos Barbosa