nadie imaginaba

Artículo | La última jugada de Messi

Su malestar es un tema de larga data y se relaciona con el derrotero de direcciones técnicas y managers de Barcelona

Brasil de Fato | La Plata (Argentina) |
La noticia llegó al mundo – y al Barcelona – por medio de un “burofax”, una especie de carta documento o telegrama de renuncia - AFP

Como si este 2020 ya no tuviera demasiada rareza, una noticia de excepción sacude al propio coronavirus: Lionel Messi renunció al Barcelona.

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La noticia llegó al mundo – y al Barcelona – por medio de un “burofax”, una especie de carta documento o telegrama de renuncia, poniendo fin a un ciclo que unió a uno de los mejores jugadores del mundo con el club que lo apadrinó por más de veinte años.

Sin embargo, no es enteramente una sorpresa. La catastrófica derrota del Barça frente al Bayern de Münich (equipo que se consagró el pasado domingo (23) campeón de la liga europea), desencadenó una serie de movimientos en el club catalán que habrían colapsado la paciencia del jugador.

En realidad, el malestar de Lionel es un tema de larga data y se relaciona con el derrotero de direcciones técnicas y managers que habría desestabilizado la potencia del proyecto futbolístico del Barça, produciendo, de esa forma, magras cosechas para las aspiraciones del 10, de la hinchada y de un club acostumbrado a ganar todo.

Públicamente conocida fue la mala relación de Messi con la anterior dirección técnica del Barça, a cargo de Quique Setién y su ayudante Eder Sarabia.

Pero la nueva adquisición del club para suplantar a estos dos, lejos de mejorar la relación, la dinamitó. La gestión del holandés Ronald Koeman empezó con un salvaje recorte del plantel – y si algo sabemos de Messi es que cuando algo no le gusta se apodera de su cuerpo cierta rebeldía de la niñez. Es raro verlo confrontar o discutir, pero es muy frecuente, y más durante el último año, verlo molesto y evasivo. Es una actitud muy parecida a la que mostró cuando renunció a la Selección Argentina en 2016, luego de otra final perdida, esta vez ante Chile, en la Copa América Centenario.

Las primeras reacciones ante esta noticia se dejaron ver en la bronca de la hinchada catalana: por un lado, acusando a Messi de traidor y mal agradecido; pero fundamentalmente contra el club. La parcialidad, en general, comparte con el jugador el diagnóstico adverso sobre el presente del Barça y la poca voluntad de retener al futbolista que el club manifestó.

Ahora, el mundo entero apuesta sobre el destino del jugador.

El abanico está integrado por el equipo inglés Manchester City, conducido por un amigo de Messi y ex-técnico del Barça, el catalán Josep Guardiola; el Internazionale de Milán, destino que le daría chispa al campeonato italiano que ya cuenta con la presencia del histórico archi rival de Messi, Cristiano Ronaldo, en la Juventus; y el “petro-dólar-futbol-club” Paris Saint-Germain, que es tan hegemónico al interior del fútbol francés que torna la liga poco atractiva.

Otro destino posible sería el recientemente ascendido a la Premier League inglesa, el Leeds, dirigido por Marcelo Bielsa, uno de los mayores referentes del club Newell’s Old Boys, de Rosario, Argentina, que inclusive fue el primer y único equipo de Messi en su país natal. Ese movimiento lo acercaría a una épica más maradoniana de demostrar – como Maradona en el Nápoles – todo su potencial llevando a la gloria a un equipo pequeño, aunque esta no sería una característica del jugador.

Por ahora, la pandemia puede colocar una víctima más en las filas del desempleo.

Claro que, a diferencia de las mayorías, Messi, con 32 años, se da el gusto de renunciar, convirtiéndose en el desocupado más codiciado y con reservas financieras que lo dejan tranquilo para poder elegir.

* Claudia Suárez Baldo es doctora en Comunicación Social y profesora de periodismo deportivo en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina.

Edición: Mariana Pitasse