Según un estudio realizado por la Compañía de Planificación del Distrito Federal (Codeplan) las menores tasas de aislamiento social en la capital del país, Brasilia, se concentran en la periferia. El aislamiento social es una de las principales estrategias necesarias para contener la propagación del nuevo coronavirus.
El pedagogo y activista por el derecho a la ciudad, Max Maciel, explica que eso está pasando porque los habitantes de las ciudades que conforman el Distrito Federal — una de ellas, Brasilia — son obligados a exponerse a diario para trabajar y mantener sus ingresos.
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“Gran parte de los trabajadores de la periferia están en la línea de frente de los trabajos esenciales. Como recolectores de basura, conductores de colectivos. Como operadores de caja en supermercados, farmacias, es decir, esa gente que hace funcionar la ciudad. Otro punto es que gran parte de los habitantes de la periferia están en la informalidad. Una parte se encuentra parada y otra gran parte está en la informalidad y tiene que garantizar sus ingresos a diario”, explica.
Ante el creciente número de casos, con más de 70 mil infectados y 900 fallecidos por covid-19 en el Distrito Federal, el gobierno local sigue avanzando en la flexibilización del aislamiento social, presionando la reapertura de colegios y comercios.
La política del Estado brasileño expone aun más a los trabajadores que no tienen la opción de quedarse en casa, como es el caso de Thiago Carlos, auxiliar administrativo que vive en Ceilandia, municipio ubicado a 26 km de la capital del país, región que concentra el mayor número de muertes por covid-19.
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“Tengo más dificultad porque tengo que salir de casa, tomar el bus para llegar a mi trabajo. Tengo que salir a trabajar, no tenemos la opción de mantener el aislamiento. Si me quedo en casa, no tendré plata. Estaré protegido, pero no tendré planta. Y si usted sale a trabajar tiene ingreso para tener comida en casa, pero con un mayor riesgo de ser infectado”, cuenta.
Un estudio realizado por un grupo de científicos independientes señala que los territorios más pobres concentran el mayor número de defunciones por covid-19. Un escenario que se debe a los desplazamientos diarios hacia el local de trabajo, como es el caso de Ana Carolina Santos, recepcionista de un hospital.
“El hospital tomó algunas medidas preventivas como el aislamiento de personas que están en grupo de riesgo, yo soy una de ellas. Pero luego tuve que regresar a mi puesto debido a las necesidades del hospital. Es muy frustrante, sobre todo para quienes trabajan en hospitales porque vemos a las personas internadas muriendo debido al virus”, comenta.
