Cultura

Expresiones culturales en Argentina se adaptan en tiempos de pandemia

¿Cómo sobreviven las actividades culturales que dependen del encuentro presencial entre público y artistas?

Buenos Aires, Argentina |
El Bloco Cordão de Prata es el único carnaval brasileño en Buenos Aires; integrantes se adaptan a los ensayos virtuales en los preparativos para el próximo desfile - Divulgación

En Argentina, la cultura fue uno de los sectores más afectados por la pandemia del nuevo coronavirus, con teatros, cines, centros culturales cerrados y actividades comunitarias imposibilitadas debido al necesario aislamiento social obligatorio. En el país, el sector ya venía sufriendo un vaciamiento en los últimos años bajo el gobierno macrista, que desmontó el Ministerio de Cultura.

La posibilidad de adaptación a la tecnología es un marco decisivo para la continuidad de cada actividad. Fue lo que permitió a los teatros y cines acudir al streaming, la virtualización de clases y el impulso de ventas online de las librerías. En este sentido, es notable el crecimiento del comercio electrónico: la empresa argentina Mercado Libre vió crecer sus acciones en un 77% con la pandemia, superando, inclusive, la gigante eBay.

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Otras ya enfrentan mayores dificultades prácticas, como las bandas y grupos musicales, a falta de una herramienta eficiente que permita, por ejemplo, las presentaciones sincronizadas a distancia. Una iniciativa del gobierno lanzó un protocolo para las actividades musicales sin público, que contempla ensayos y grabaciones, estrictamente para las regiones en las fases 3 y 4.

De esta manera, las diversas nuevas formas que asumen las expresiones culturales ponen en jaque la llamada industria cultural, ya analizada en 1944 por Theodor Adorno y Max Horkheimer. Y es justamente en ese contexto pandémico en el cual se resaltan no sólo las dificultades de subsistencia dadas las restricciones físicas –y de financiamiento–, pero la potencia inherente de la expresión cultural en sus diferentes formas. Como afirma el dramaturgo Norman Breski, director del teatro popular Caliban, en Buenos Aires: "Cuando vital, la cultura se aventura a desafiar los límites."

La cultura de la calle

Por naturaleza, el carnaval de calle promueve la contra hegemonía y la libre expresión en colectividad. El carnaval brasileño es representado en Buenos Aires por el Bloco Cordão de Prata, ideado y dirigido por la música brasileña Julia Cavalcante. El proyecto es autogestionado y, en 2020, fue realizado a través de financiamiento colectivo.

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"Hubo una formación de público acá sobre qué es el carnaval brasileño", afirma Julia. "Cuando digo que tengo un bloco de carnaval, acá, las personas imaginan que tengo una escuela de samba. Pero mientras fueron conociendo el bloco, vieron que el carnaval brasileño no se reduce al sambódromo de Rio y São Paulo, y ni sólo al samba, como ritmo", cuenta Julia.

Aunque haya podido desfilar en el carnaval de este año, en febrero, los preparativos para el próximo año quedaron comprometidos. Las clases y ensayos de la batería –cómo se llama el grupo de percusión del bloco– fueron virtualizados, experiencia que resultó retadora. "Yo utilizo el método del 'paso', desarrollado por Lucas Ciavatta, que es incorporado por los alumnos a través de la experimentación práctica con el cuerpo. Es una dificultad muy grande no tener herramientas virtuales, hoy, que permitan a un grupo tocar, cantar y ensayar en simultáneo", relata, agregando que, ahora, busca apoyo en concursos de cultura.

Algunos fondos y programas lanzados por el gobierno buscan fomentar proyectos en el sector. Es el caso, por ejemplo, del Puntos de Cultura, enfocado en organizaciones sociales y proyectos comunitarios, y el Fondo Desarrollar, una ayuda económica lanzada en la pandemia para centros culturales. Este es utilizado, básicamente, para el pago de alquileres, tarifas y salarios, y apunta a iniciativas independientes que, impedidas de funcionar, no encuentran muchas soluciones, tampoco en la virtualidad.

Cine y festivales en casa

Mientras los estrenos nacionales de cine se disponibilizan en la plataforma Cine AR Play, el soporte virtual para los festivales es más complejo, debido a la cantidad de títulos y de tráfico en la página. La barrera técnica tuvo que ser superada rápidamente, así como la flexibilidad en relación a los derechos de exhibición. Fue un desafío para la quinta edición del Festival Internacional de Cine Ambiental (FINCA), realizado, por primera vez, virtualmente.

"En pocos meses, acompañamos la adaptación de otros festivales en otros países, al formato virtual", cuenta Florencia Santucho, directora del FINCA. "Utilizamos una plataforma que, hasta entonces, no había operado grandes festivales. Para esta edición del FINCA, presentamos 76 títulos." Por otro lado, el alcance nacional de las transmisiones llevó de 9 mil a 30 mil espectadores, en comparación a las dos últimas ediciones.

Ahora el FINCA está desarrollando una plataforma propia, que funcione para distintos países latinoamericanos con el acervo del festival. "Probablemente será necesario sostener un espacio híbrido, presencial y digital", apunta Florencia, resaltando que este puede ser un marco en las formas de sobrevivencia de las producciones independientes."En este momento de crisis mundial, los festivales de audiovisual están más cercanos que nunca. El intercambio interno permite que haya una nueva etapa respecto a la visión de formatos digitales para eventos de cine y cultura." 

"La cultura dependiente institucionaliza a las creencias dominantes"

Con más de 40 años de experiencia en teatro popular, el dramaturgo Norman Breski ve en este momento excepcional la fuerza del papel de la cultura en su esencia. "En cultura, no podemos solamente resistir. Debemos también atacar con lo que pensamos, con lo que podría ser el cambio, la injerencia".

Norman es integrante del Frente Cultural Che Adelita, un grupo que ha realizado acciones reducidas en las calles, ejerciendo la potencia de la manifestación cultural en diálogo con las pautas sociales. Una de las últimas acciones fue un acto denunciando la desaparición de Facundo Castro por la policía de Buenos Aires.

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"La cultura no puede tener compromisos con un dogma; tiene que ser únicamente pendiente del pueblo", afirma. "¿Por qué estamos siempre esperando que nos traigan alguna cosa? ¿Cómo se puede estar esperando que los ricos pongan su dinero solidariamente? La cultura dependiente institucionaliza las creencias dominantes", finaliza.

Edición: Pilar Troya