INSOSTENIBLE

Las brasileñas Vale y JBS y la global Braskem: tres 'villanas del clima' que predicaron la sostenibilidad en la COP28

El caso Braskem expone a otros grandes emisores de carbono que usan agendas verdes para ocultar su sucio historial

Traducción: Isabela Gaia

Brasil de Fato | Lábrea (AM, Brasil) |
La presencia de empresas contaminadores en la COP28 indignó a los activistas, que se movilizaron. - Christian Braga/Greenpeace

El caso Braskem, empresa responsable de la mayor tragedia urbana del mundo, en Maceió (Alagoas), arroja luz sobre una contradicción en el discurso de los gigantes mundiales de la minería, el agronegocio y la ganadería, que obtienen enormes ganancias de actividades reconocidas como "villanas" del clima a través de la ciencia.  

Si bien estos grandes grupos privados se proclaman sostenibles, el carácter esencialmente contaminante y depredador de sus negocios también fomenta la deforestación ilegal y graves violaciones de los derechos humanos, además de altas dosis de contribución al calentamiento global. 

Con la tragedia de Maceió, la desconexión entre el discurso y la práctica de Braskem se volvió tan obscena que la empresa se retiró de participar de la COP28, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año, donde hablaría de "carbono neutral" e "impactos del cambio climático".

:: Familias de barrios vecinos a la mina de Braskem piden reubicación: 'No vivimos, estamos vegetando' ::

Además de Braskem, Brasil de Fato identificó otras cinco megacorporaciones emisoras de carbono en el Pabellón Brasileño de la COP28 que llegó a Dubái (Emiratos Árabes Unidos) con un ejército de lobbistas y un objetivo: asegurar al mundo que están resolviendo los problemas en sus cadenas productivas.

Se trata de empresas que incluso han reconocido -parcial o totalmente- los daños causados ​​por sus cadenas productivas y aseguran que están gastando mucho dinero para mitigar los impactos en el clima y los territorios.

Aun así, sus programas de sostenibilidad tienen fallas o insuficiencias que alientan acusaciones de greenwashing, un término inglés que significa utilizar técnicas de marketing verde para enmascarar efectos ambientales dañinos. 

Vale, Cargill, JBS, Marfrig y Norsk Hydro

La empresa minera Vale, reincidente de gravísimos crímenes medioambientales, debatió en Dubái la "pluralidad de actores" en la transición energética, sin embargo el panel no incluyó a las poblaciones afectadas por la empresa. Los activistas interrumpieron el debate y denunciaron "demagogia".

También fueron invitados dos gigantes de la proteína animal, JBS y Marfrig, a hablar sobre "ganadería sostenible", mientras acumulan casos de deforestación ilegal e invasiones de tierras indígenas en sus cadenas productivas.

:: Protesta de la COP28 expone "demagogia" de la minera Vale: "Ustedes son los que ponen la vida en extinción" ::

En la lista de multinacionales orgullosas de sus agendas verdes en la COP28 también figura Cargill, la principal empresa de agronegocio del mundo, propietaria de marcas como Pomarola y Liza. 

En la Amazonía brasileña, Cargill está ampliando la infraestructura de transporte, generando más demanda de soja y ganado y haciendo presión sobre los acaparadores de tierras en las áreas protegidas. Un ejemplo es Ferrogrão, un corredor ferroviario que atropellará tierras indígenas, unidades de conservación y pueblos aislados y emitirá 75 millones de toneladas de carbono, según un estudio de la Pontificia Universidad Católica (PUC).

:: Ferrogrão afectará al menos 6 tierras indígenas, 17 unidades de conservación y 3 pueblos aislados ::

La empresa minera noruega Norsk Hydro celebra su "papel pionero en la transición al aluminio verde". En Pará, donde los indígenas y los quilombolas se ven afectados por la extracción de bauxita sin consulta previa, no se percibe la empresa con el mismo entusiasmo. 

A continuación, el "historial sucio" completo de las empresas mencionadas. 

Activistas que interrumpieron el panel de Vale señalaron "hipocresía"

Dos líderes de la Rede Vozes Negras pelo Clima que interrumpieron el panel de Vale en la COP28 en protesta hablaron con Brasil de Fato. Afirmaron que la minera y otras empresas fueron a Dubái a vender sostenibilidad, mientras que, en realidad, destruyen el medio ambiente. 

Nacida en Regência (Espírito Santo), una de las regiones más afectadas por la tragedia de Vale en Mariana (Minas Gerais), Luciana Souza ve las acciones de las multinacionales como "una gran hipocresía, una falacia".

"Estas empresas entran en nuestros territorios, contaminan nuestros ríos y nuestros mares, contaminan nuestra agua y quitan a nuestras comunidades el derecho a trabajar y producir sus alimentos. Luego vienen aquí a ocupar espacios dentro de los Pabellones de Brasil para hablar de sostenibilidad. ¿Sostenibilidad para quién?”, indagó Luciana Souza.

Camila Aragão, de Rede Vozes Negras pelo Clima, también participó de la protesta que interpeló a los ejecutivos de Vale en Dubái. "Es fundamental que estemos aquí y ocupemos este espacio, pero -¡vaya! - ¿qué hago yo aquí? Me hago esta pregunta todo el tiempo. Porque me siento impotente en las negociaciones reales, en las decisiones reales", afirmó. 

JBS: ganadería ilegal y deforestación 

Con un beneficio neto de R$ 15,5 mil millones (aprox. 3,1 mil millones USD) en 2022, JBS es el principal productor de proteína animal del mundo. En la COP28, representantes de empresas participaron del panel "Caminos para Sistemas Alimentarios Sostenibles en Brasil".

En Brasil, la agricultura y ganadería fueron responsables de una cuarta parte de las emisiones el año pasado, una tasa que ya alcanzó el 70% en años anteriores. 

Además de las emisiones procedentes de la propia ganadería, el sector contribuye al calentamiento global al fomentar la creación de ganado en zonas de deforestación ilegal en la Amazonía. La deforestación es la actividad que más contribuye a la huella climática de Brasil en el mundo. 

:: La red Carrefour distribuyó en todo el país carne procedente de regiones deforestadas de la Amazonía ::

Según una auditoría del Ministerio Público Federal (MPF) publicada en diciembre de 2022, JBS sacrificó 93.734 animales de "procedencia dudosa". Según los mismos datos, JBS fue líder en el ranking de los mataderos con más irregularidades en el sacrificio de animales en Pará. La empresa cuestionó la metodología del MPF utilizada en el cálculo. 

Una investigación exclusiva de Repórter Brasil reveló que JBS compró, entre 2018 y 2022, casi 9 mil cabezas de ganado criadas en fincas pertenecientes a una banda de deforestadores en Rondônia. En este caso, la empresa reconoció que sus propios empleados habían sido conniventes con el plan.

Marfrig: ganado 'sostenible' en tierras indígenas

Mientras los manifestantes protestaban en la COP28, Marfrig Global Foods se reunió con un grupo selecto de invitados en un hotel de lujo en Dubái. El encuentro, revelado por la revista brasileña Exame, sirvió para presentar ante autoridades y organizaciones de la sociedad civil el compromiso de la empresa con una "ganadería baja en carbono, 100% rastreada y libre de deforestación". 

De hecho, se trata de una iniciativa encomiable, especialmente para una empresa con un gran "historial sucio" socioambiental como Marfrig. Al igual que JBS, la multinacional brasileña de alimentos y bebidas también tiene un historial de compra de carne cultivada en tierras indígenas. Este es el caso del territorio Apyterewa en Pará, la tierra indígena más deforestada durante el gobierno de Bolsonaro. 

Como reveló Repórter Brasil en 2020, grandes multinacionales de la industria de la carne, como Marfrig, tienen entre sus proveedores directos o indirectos a ganaderos que crían ganado ilegalmente en esa área protegida de la Amazonía. La empresa respondió que los criterios para la compra de ganado se actualizarían a partir de julio de ese año. 

En otra investigación periodística, el sitio web O Joio e o Trigo descubrió que una finca que abastecía a Marfrig producía en tierras del pueblo Mỹky, en el norte de Mato Grosso. El frigorífico respondió que solo considera tierras indígenas aquellas ya homologadas, lo que contradice la definición de tierra indígena presente en la Constitución brasileña y adoptada por organismos como la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI). 

Vale: no se puede olvidar lo que pasó en Brumadinho y Mariana 

La empresa Vale es responsable de dos de las tragedias socioambientales más graves ocurridas en Brasil: la ruptura de las represas en Mariana y Brumadinho, ambos municipios de Minas Gerais, que mataron a 270 personas y afectaron a más de 350 mil. 

El informe de una comisión de investigación independiente contratada por la minera reveló que Vale conocía, al menos desde 2003, las debilidades de la presa que se rompió en Brumadinho y, a pesar de haber sido alertada, no retiró las instalaciones administrativas de la zona de riesgo, exponiendo a sus empleados a una avalancha de relaves. 

En Mariana, el lodo tóxico de la presa de Fundão provocó una crisis humanitaria. Los municipios ubicados a lo largo del Río Doce sufrieron escasez de agua después de que sus fuentes fueran contaminadas con el lodo tóxico. Todas las actividades económicas vinculadas al río, como la pesca, quedaron imposibilitadas. 

En el caso de Brumadinho, el barro liberado por el colapso de la presa afectó a personas que perdieron sus hogares y debieron ser desplazadas a consecuencia de la tragedia.

Cargill: soja y ganadería en la Amazonía a toda costa 

Cargill es el principal comerciante de cereales del mundo y la mayor empresa privada de Estados Unidos, con ingresos récord en el último año fiscal de 177 mil millones de dólares.

En Brasil, la empresa construye puertos y ferrocarriles para transportar soja y otros cereales en la región amazónica. Como consecuencia, aumenta la presión sobre los territorios indígenas y quilombolas. 

Según denuncias presentadas ante las autoridades brasileñas y reveladas por investigaciones periodísticas, los productores de soja se sienten atraídos por la infraestructura de la multinacional, contribuyendo a la ampliación de la frontera agrícola en áreas preservadas de la Amazonía y al aumento de los casos de intoxicación por pesticidas. 

En septiembre de este año, Cargill fue condenada por la Justicia Laboral, en primera instancia, por prácticas de trabajo esclavo e infantil en las plantaciones de cacao de sus proveedores en Brasil. 

Además, la compañía trabaja en la construcción de Ferrogrão, un proyecto ferroviario que pretende conectar el estado de Mato Grosso y Pará, en Brasil. El objetivo es transportar soja y maíz desde Mato Grosso y exportarlos a China.

Un estudio de la Universidad Federal de Minas Gerais destacó que la línea ferroviaria Ferrogrão atravesará varios territorios indígenas en la cuenca del río Xingu, algo que podría resultar en la pérdida de más de 230 mil hectáreas de bosque por deforestación en territorios indígenas del estado de Mato Grosso hasta 2035.

La construcción de Ferrogrão alentaría a los agricultores y ganaderos ubicados en el estado de Mato Grosso a ampliar la producción, aumentando la demanda por tierras.

Norsk Hydro: denunciada por indígenas en Pará  

Hydro es una multinacional noruega que extrae bauxita en la Amazonía. En los últimos años, la empresa minera ha sido expuesta por inducir conflictos con las poblaciones de Pará, donde se ubican la mayoría de sus operaciones. 

La lista de pasivos ambientales incluye la fuga de desechos a manantiales a través de un ducto clandestino, descubierto en la ciudad de Barcarena, en la región metropolitana de Belém. 

Además, las poblaciones indígenas y quilombolas afirman que están amenazadas por los empleados de las empresas. En una carta pública difundida en octubre, los habitantes de Vale do Acará, en Pará, denunciaron su situación. 

"Hydro viene repitiendo su metodología neocolonial y violatoria contra los pueblos del Valle de Acará. Las comunidades no fueron consultadas sobre la circulación constante e intrusiva de empleados de la empresa, que conducen sus camionetas a gran velocidad por las vías de acceso a las aldeas y quilombos, poniendo en riesgo a nuestras familias", dice la carta. 

*Colaboró ​​Elitiel Guedes

 

Edición: Rebeca Cavalcante