La histórica sequía que azota el estado brasileño de Amazonas ha dejado a los habitantes aislados, sin agua, alimentos, atención médica ni educación. Pero hace apenas dos años, la misma cuenca amazónica experimentó el problema opuesto: una inundación récord, que inundó barrios y comunidades enteras. En 2010, el desastre climático fue, una vez más, una sequía sin precedentes, superada recién este año.
Si bien estos eventos extremos en Amazonas ya no son nuevos, ninguno de los 62 municipios del estado cuenta con planes de prevención de desastres climáticos. Este hallazgo es del Ministerio Público de Cuentas (MPC - Amazonas), que este año envió denuncias al 100% de los municipios amazónicos por omisión en el combate a las emergencias climáticas.
"Se podría haber hecho mucho, a la luz de la ciencia, para evitar un sufrimiento mayor", afirma Ruy Marcelo Alencar de Mendonça, fiscal del MPC-AM. "Remoción temprana de comunidades aisladas, provisiones para que las personas no se queden sin suministros, dragado de ríos de manera planificada...", ejemplificó.
La principal debilidad detectada por el MPC-AM está en las defensas civiles municipales, que tienen una "estructura precaria", según el fiscal. Hace falta asimismo "una sistematización de la gestión del riesgo de desastres capaz de anticipar los acontecimientos", dijo.
Cuando se trata del cambio climático, es mucho más económico prevenir que reparar, tanto en términos de las vidas humanas y pérdidas materiales, como en relación al presupuesto público.
"Se trata de medidas estructurantes que requieren tiempo de planeamiento mucho antes de que ocurra el evento climático. Es esta omisión lo que censuramos", dijo el fiscal.
El informe cuestionó a la Asociación Amazónica de Municipios (AAM), pero no obtuvo respuesta.
"Debería haber un planeamiento previo", dijo una mujer ribereña afectada por la sequía
En la comunidad ribereña de Boca do Mamirauá, en el municipio de Uarini (Amazonas), alrededor de 120 habitantes fueron sorprendidos por la extrema sequía. Todos viven casi exclusivamente de la pesca y la agricultura, las actividades más afectadas por la sequía de este año.
"Nos quedamos sin agua, el sol abrasador nos quemaba la piel y corríamos el riesgo de coger fiebre y diarrea", informó Ruth Martins, residente de Boca do Mamirauá. En el lago Mamirauá, cerca de la comunidad donde vive Ruth, más de 140 delfines rosados murieron después de que el agua alcanzó los 40°C.
A diferencia de la población general, los políticos y gestores públicos locales tendrían la obligación de conocer con antelación el fenómeno, una vez que fue pronosticado por la meteorología hace al menos seis meses.
:: El calentamiento del agua, con una temperatura de 40 grados, pudo haber provocado la muerte de 100 delfines rosados en Amazonas (disponible en portugués) ::
"Creo que debería haber un planeamiento previo", defendió Ruth, ribereña de Boca do Mamirauá.
"Nuestro gobierno podría hacer este planeamiento cada año. Los representantes de nuestro municipio deberían reunir a todos, hacer una propuesta de prevención, discutir una forma de que los miembros de la comunidad garanticen sus alimentos y tener una fecha concreta para tenerlos", sugirió la líder ribereña.
"Porque cuando [el problema] no es la inundación, es la sequía. Entonces me parece que debería haber un plan de acción", opinó la habitante de la comunidad de Boca do Mamirauá.
Hace falta una "cultura de prevención"
Para el Ministerio Público de Cuentas (MPC), el escenario evidencia la falta de una "cultura de prevención", que se identifica en todo el país, pero con mayor énfasis en Amazonas, según evaluó el MPC.
Otro factor que agrava la sequía en los municipios de la región Norte de Brasil es el geográfico La Amazonía Legal ocupa el 60% del territorio brasileño, pero solo concentra alrededor de 770 municipios, de los más de 5.500 que hay en el país.
:: La sequía en Manaos provoca la reaparición de antiguos grabados rupestres (disponible en portugués) ::
El municipio de Barcelos (Amazonas), uno de los más afectados por la sequía de este año, tiene una superficie casi equivalente al estado de Ceará.
El tamaño de los municipios amazónicos, asociado a la falta de recursos en las alcaldías y al casi siempre insuficiente número de funcionarios, hace que las políticas públicas lleguen a una parte limitada de los territorios.
Más allá de la deforestación, es necesario mirar a la población
A medida que crece la preocupación mundial por la deforestación en la Amazonía, los investigadores advierten sobre la necesidad de medidas de emergencia destinadas a garantizar una vida digna a la población.
La Asociación de Investigación Iyaleta, que monitorea la implementación de políticas públicas en la Amazonía, advierte que la mayoría de las más de 630 mil personas afectadas por la sequía de este año en el estado de Amazonas son indígenas o negras, pobres y marginadas, obligadas a vivir sin agua corriente y en precarias condiciones de saneamiento básico y vivienda.
"Estas personas que están en [situación de] vulnerabilidad climática deberían ser objeto de preocupación no solo para el gobierno federal o estatal, sino también para los gobiernos municipales", dijo Diosmar Filho, geógrafo e investigador de Iyaleta, quien advierte que "antes de estar en vulnerabilidad climática, sufren los efectos de la desigualdad social".
:: Según un estudio, el Norte y el Nordeste concentraron más de la mitad de los decretos de emergencia climática del país (disponible en portugués) ::
Además de pedir la estructuración de las Defensas Civiles municipales, Iyaleta también defiende la recuperación forestal de áreas deforestadas a lo largo de ríos urbanos y rurales. Al tiempo que contribuye al cambio climático, esta deforestación favorece la ocurrencia de inundaciones devastadoras en ciudades medianas y grandes durante los periodos de precipitaciones extremas.
"¿Cómo puede ser que tengamos tantos recursos para monitorear cada árbol que cae en la Amazonía? ¿Cómo es posible que la agenda mundial se preocupe tanto por esto y, al mismo tiempo, la personas vivan en estas condiciones en las ciudades?", dijo Diosmar Filho, de Iyaleta.
"Para un país que quiere eliminar la deforestación y realizar la COP en Belém, si esta realidad [de las poblaciones amazónicas] no es el punto de partida, lo que estamos haciendo es solo charla de expertos, no estamos proyectando algo que realmente deba hacerse", opina.
:: En la Amazonía urbana, las personas negras e indígenas serán las principales víctimas del cambio climático (disponible en portugués) ::
Edición: Nadini Lopes e Thalita Pires
